jueves, 3 de junio de 2010

Sueño del Fevre, de George R. R. Martin ****

En 1857, la cuenca del Misisipi bulle de actividad: los vapores señorean sus aguas en feroz competencia. Cuando Joshua York le ofrece sacar a flote su naviera a cambio de unas pocas condiciones, sencillas aunque misteriosas, el capitán Marsh ve realizado su sueño: ser el patrón del vapor más rápido del río. Pero los sueños de ambos se verán infiltrados por una pesadilla que anegará de sangre los fondeaderos. 


No soy muy fan de la literatura de vampiros, pero me gustan cuando los vampiros están bien escritos. Y me gusta cuando los vampiros son agresivas criaturas sedientos de sangre. Y George R. R. Martin escribe bien sobre vampiros sedientos de sangre. El libro no es ninguna maravilla y tal vez deje algo descontentos a los lectores que acudan a sus páginas buscando al autor de "Canción de Hielo y Fuego", pero es un buen libro, y especialmente, es muy buen libro sobre vampiros.

Vivos una época editorial en el que los vampiros están de moda (aunqu elos ánegeles empiezan ya a comerles terreno). Y son unos vampiros estilizados, románticos... Que brillan cuando les da la luz del sol y que creen en el amor. Incluso Anne Rice tiene subida de azúcar en sangre cuando oye hablar de ellos. No lo voy a juzgar.el mercado tiene sus modas y los gustos son muy personales. Sólo diré que a mí esos vampiros no me gustan. Toda mi vida los vampiros han sido tipos chungos de los que no te podías fiar, con un alma torturada, y con afición a visitar los dormitorios de las jovencitas a latas horas de la madrugada. Todo ideal romántico desaparecía al ver palpitar una vena y el culmen del estilismo era Westley Snipes con un chaquetón de cuero y gafas de sol dando patadas. Soy un lector de otra generación, imagino.

Por ese motivo, ha sido agradable encontrarse con estos vampiros de Martin. En sí, no son una gran aportación al género: son vampiros clásicos, de esos de los que disfrutan de una buena matanza y enemigos de la luz solar. La genialidad de Martin reside en dónde ha situado esta historia. Esos Estados Unidos profundos de antes de la Guerra Civil, ese Nuevo Orleans lleno de ricas familias hacendadas, esclavos negros y calor pegajoso parece el territorio perfecto para estos bebedores de sangre, y no hablo sólo de los mosquitos (Charlaine Harris tampoco inventó demasiado para sus libros de Sookie Stackhouse). Hablo de misteriosos personajes que un día deciden reflotar una hundida empresa de transportes fluviales. Personajes pálidos y elegantes que sólo se dejan ver de noche. Personajes que son las estrellas del rock de la literatura fantástica y de terror, y a los que Martin sabe muy bien describir, con el buen pulso que le es característico a la hora de construir personajes. Sus vampiros pueden ser amanerados empresarios o salvajes esclavistas, y en los dos casos hacen gala de una personalidad magnética. Pero si algo destaca en este escenrio que recrea el autor son los secundarios, esos personajes que hemos visto ya en otras novelas de vampiros, humanos que trabajan para ellos y que les ayudan a moverse en el mundo de los humanos, sus propios "Rendfield". Martin es muy inteligente al apuntalar a sus estrellas de reparto con estos personajes que hacen avanzar la trama y que además son los ojos del lector en la historia, quienes poco a poco van adentrándose en este mundo de tinieblas y de sangre.

Así, tengo que destacar a Abner Marsh, corpulento y carismático capitán del vapor que da título al libro. De su mano conoceremos los horrores de este mundo vampírico, que aunque terrible, no es tan diferente al "real". Martin siempre hace un sólida crítica social y política en sus obras, y en "Sueño del Fevre" nos retrata una socieda terrible, salvaje, y cruel que se refleja en otra muy similar, pero que además bebe sangre. Mientras una se enriquece tratando la vida de seres humanos como si fueran mercancías, la otra lo hace como si fueran ganado. El paralelismo que Martin estable entre los esclavos negros y los humanos que alimentan a los vampiros es tan inteligente y está tan llena de matices que el lector se sentirá horrorizado al descubrir algunos paralelismos, que no por ser terriblemente crudos, dejan de estar ahí.

Por lo demás, "Sueño del Fevre" es un libro interesante, muy entretenido y perfecto para leerlo durante unas cuantas noches asfixiantes y bochornosas de verano. Tal vez si fuera publicado en estos días gozaría de un respaldo editorial que no tuvo en su momento: ni los vampiros estaban tan de moda, ni Martin era quien es ahora. 
"Sueño del Fevre" es una novela interesante más allá de la anécdota vampírica, y una lectura inteligente.

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