lunes, 28 de marzo de 2011

Sherlock Holmes y los Zombis de Camford, de Alberto López Aroca *


Es octubre de 1903. Sherlock Holmes está a punto de retirarse, Watson ha contraído matrimonio por enésima vez, y el detective de Baker Street cuenta ahora con la ayuda de un antiguo ex presidiario, Otis Mercer, para realizar las labores cotidianas del oficio.
Cuando Bernard Baker, masón y también detective privado, solicita la ayuda del Maestro para localizar al comprador de un extraño “elixir rejuvenecedor”, Sherlock Holmes decide viajar a la ciudad universitaria de Camford, donde se topará con una abominable, mefítica y aterradora amenaza, así como con una serie de enigmas que desafiarán a la mente deductiva del Gran Detective: ¿Qué secreto oculta la piedra mágica del joven millonario recién llegado de Sudamérica? ¿Quién es el hombre de la mano de metal? ¿Cuáles son las verdaderas intenciones del extravagante señor Pride? ¿Qué prodigios se guardan en los lóbregos sótanos de la universidad?
Y lo que es más, ¿podrá Sherlock Holmes resolver todos estos misterios, trabajar con unos nuevos y monstruosos aliados, y evitar que el mundo acabe invadido por una plaga de muertos vivientes?


En un primer momento pensé que podría ser una buena idea. Es cierto que un libro más de zombies en este momento tampoco invita a pensar que estamos ante una gran obra. El mercado está saturado. SATURADO. Y evidentemente la mayoría de los títulos que se encuentran en las estanterías son deficientes. Pero meter a Holmes en este tipo de historias me pareció divertido. Así que la culpa es mía. Soy un gran fan del personaje, y tras los deliciosos y maravillosos libros de Rodolfo Martínez, quería más. Pensé que una vuelta más al mito de personaje, desde un punto de vista desenfadado, paranormal y con regustillo pulp, sería una lectura, por lo menos, entretenida.

Lejos, muy lejos, está este libro de los escritos por Martínez. Las comparaciones son odiosas, pero me da la sensación que ha sido el mismo autor quien ha buscado esa comparación, tratando de repetir la fórmula “Holmes + Homenaje pop +  misterio atípico”. Y es que en esta historia de Holmes se trata de repetir, como en los citados libros de Martínez, una trama en la que el mayor detective del mundo, cerca ya de su retiro, debe enfrentarse a un misterio, con tintes paranormales. La trama está sembrada aquí y allí de guiños a otra historias, novelas y personajes que refuerzan el tono “especial” del libro. Pero en este caso, el experimento es totalmente fallido.

En “Sherlock Holmes y los Zombis de Camford“, Holmes es lo de menos. Una caricatura del personaje, que en las primeras páginas se luce con una de sus apabullantes deducciones que y que poco a poco se va diluyendo, para convertirse en un mero secundario que simplemente hace avanzar la trama a golpe de tópico. Es cierto que Holmes no es ni el narrador, ni el protagonista directo, del libro, pero su aportación es tan tangencial, que su presencia me parece un pretexto para dar al libro un título con gancho. Holmes en este libro es prácticamente un secundario, uno de tantos personajes que figuran en la trama, a modo de Cameo y de guiño para el lector. Uno de tantos. Lejos de ser una serie de personajes atractivos y que engranan con la trama, quedan reducidos a una sucesión de apariciones arquetípicas en el momento programado para que, como en un videojuego, hagan avanzar la historia.

Y es que el elenco de misteriosos personajes, a los que alude López Aroca serán un grupo de desconocidos para la mayoría de lectores: Zarpa de Acero, Mytec, Ojo Mágico Kelly, Spider… Héroes de viñeta de los años 70 que (desgraciadamente) sólo malviven de la nostalgia de los lectores de la Era Vértice. A pesar de que bien desarrollados el homenaje podría haber sido un gesto cariñoso del autor para los lectores (y los citados personajes), la gran carga narrativa que soportan y lo torpe de su desarrollo lastran por completo el argumento. Sus apariciones se suceden una detrás de otra, sin ningún desarrollo o explicación de sus orígenes. Simplemente parecen, realizan alguna acción que solventa el problema de turno, y con una rimbombante frase, desaparecen, para regresar en algún otro momento repitiendo el esquema. Si tan queridos son estos personajes para el autor, tal vez debería haberles dedicado algo más de mimo y no haberlos metido con calzador en una historia llena de referencias alocadas.

Y es que la historia es una sucesión de parches en los que el autor ha ido metiendo todas aquellas ideas que se le ocurrían, sin meditar sin eso era bueno o no para lo que quería contar. Eso parece, al menos. Así Otis Mercer, narrador de la historia y sustituto de un Watson retirado, acompaña a un Holmes desdibujado y a una camarilla de secundarios planos y acartonados en un viaje en busca de respuestas sobre un caso de muertos vivientes (por lo menos, en esta ocasión nos ahorramos esa moda de los infectados). Que Holmes investigue y resuelva más bien poco es lo de menos, ya que el caso simplemente va añadiendo anécdotas hasta su resolución, evidente y previsible: acabar con los zombies. El misterio que encierran los primeros capítulos (los más pulidos) se resuelve en la primera mitad del libro. Así el interés (del lector y presumiblemente del autor) caen en picado en un encadenamiento de momentos álgidos que muy poco aportan al misterio.

Por lo demás, momentos escabrosos que no lo son tanto (ni la necrofilia ni el incesto escandalizan en absoluto cuando sus protagonistas son completamente indiferentes al lector) y cliffhangers que no emocionan a nadie (la misma indiferencia que en el caso anterior). “Sherlock Holmes y los Zombis de Camford“ es una lectura totalmente prescindible que enojará a los seguidores de Holmes y que aburrirá al resto.

Me pregunto si este libro habría visto la luz de no haber figurado la palabra “zombie” en la portada.

sábado, 19 de marzo de 2011

Las Graves Planicies, de Antonio Santos ****


Álex, atleta, narcisista, incansable seductor, aspirante a estrella y frecuentador de la alta sociedad despierta un día en Marsoon, un extraño planeta donde conviven el peligro y lo extraordinario.
Acosado por los feroces nativos, consigue escapar gracias a Max, un avinagrado misántropo. Gracias a él descubre que Marsoon es un cementerio de viejas glorias de la ficción, un planeta dónde recalan cuando decae su reputación.
Pero estos personajes, ficticios para Alex, son personas reales en sus fantasías de procedencia, y llevan años intentando comprender por qué son abandonados en Marsoon, y cómo escapar del planeta.
 Aviso para lectores intrépidos: comenzar a leer este libro con otra mentalidad que no sea la de disfrutar, sin complejos, de un homenaje sincero a los clásicos de la literatura pulp será una fuente constante de sufrimiento para el lector. Todo aquel que atesore estos mismo clásicos en corazón y no disfrute con una revisión llena de guiños y de humor, también sufrirá de constantes ataques de frustración. Y es que Antonio Santos ha cogido todos los ingredientes de aquellas novelas y los ha mezclado, sin ningún tipo de rubor en un libro (primero de una saga) divertido y sin complejos. Como si de un Tarantino de la “space-opera” se tratara, Santos ha escrito uno de esos “pastiches” (en su significado más cariñosos y menos peyorativo) que de una manera descarada, es un reflejo de aquel “Una Princesa de Marte” en la que Edgar Rice Burroughs nos presentaba a su famoso John Carter. Las Graves Planicies es un descarado reflejo de aquel libro, en la que nuestro protagonista, un vividor de esos que podría habitar perfectamente en los platós televisivos de la prensa rosa de hoy en día, se ve misteriosamente transportado a “Marsoon”. Ya sólo el nombre del planeta nos dice por dónde van a ir los tiros. Y en verdad que la trama del libro, y con esto no destripo ningún tipo de sorpresa para nadie, sigue de manera muy paralela a las andanzas de nuestro querido John Carter. Pero Santos no se detiene ahí, y en una inteligente jugada, llena su “Marsoon” de personajes muy reconocibles, que evidentemente son quienes parecen ser (con los cambios justos para evitar infringir cualquier tipo de derecho de autor). El resultado de esta sombrosa mezcla de personajes, conceptos y paisajes reconocibles es una novela entretenida, que se lee de un tirón, que hace sonreír al lector y que comparta el cariño que Santos (se nota con creces) tiene a estos personajes.
Por su parte, los personajes creados para Las Graves Planicies, en concreto el protagonista, distan mucho de ser personajes planos, y en este sentido el contraste con los personajes en los que se basa en es en algunos casos extremo. La simplicidad y la rigidez de aquellas grandes y fantásticas historias se ve desbordad por la profundidad de estas recreaciones, especialmente, insisto, en el caso de Álex. Su personalidad está muy bien definida durante todo el libro mediante un sistema de narración que contrapone la narración en primer persona del fantástico viaje y de reflexiones personales intercalada por todo el texto. Esta dualidad tiene su explicación al final del libro, y supondrá un puto de inflexión que agradará y sorprenderá al lector, a la vez que abre las puertas a la continuación de esta saga, “Historias de la Frontera”.
Las Graves Planicies es un libro divertido, ameno, lleno de talles, y referencias que jugarán con el lector. Su lectura es recomendable para todo aquel que quiera recordar viejas lecturas o simplemente, desengrasar de títulos más “serios”. Grupo Ajec vuelve a apostar por un libro diferente, y en este momento en el que pasa por dificultades, es de agradecer (con la lectura de sus libros) que tomen estos riesgo y que ofrezcan títulos de gran calidad y de interés, en diferentes géneros y para diferentes tipos de lectores. Las Graves Planicies es un gran ejemplo del buen hacer, no sólo de su autor, si no también de su editorial.

domingo, 6 de marzo de 2011

La Mejor Venganza, de Joe Abercombrie *****

 La guerra puede ser un infierno, pero para Monza Murcatto, la Serpiente de Talins, a sueldo del duque Orso, también es una forma excelente de hacer dinero. Sus victorias la han hecho muy popular —quizá demasiado para el gusto de Orso. Traicionada y dada por muerta, la recompensa de Murcatto es un cuerpo desfigurado y una sed de venganza que no se detendrá ante nada. Sus aliados son el borracho menos fiable de Styria, el envenenador más traicionero de Styria, un asesino en serie obsesionado con los números y un bárbaro que quiere enderezar su vida… Entre sus enemigos están los más poderosos del país, y eso antes de que el Orso envíe al hombre más peligroso para acabar con ella… La mejor venganza es una novela independiente que tiene todas las características que hicieron un éxito de la trilogía La primera Ley .

“Entre sus personajes hay tiranos y torturadores, un par de envenenadores, un asesino en serie, un borracho traidor, un oscuro bárbaro y un sangriento mercenario. Y éstos son los buenos… Las batallas son vívidas y viscerales, la acción brutal, el ritmo imparable y Abercrombie amontona las traiciones y los giros de la trama de forma que no dejamos de preguntarnos cómo acabará todo. Éste es su mejor libro hasta el momento.” George RR Martin

www.alianzaeditorial.es



Qué bueno es Abercrombie. Muy bueno. Tanto que sin sonrojo, sus libros comparten estantería con los de Martin (que por lo que se puede leer en la nota de arriba, parece que también disfruta con los libros Abercrombie). Su anterior trilogía me dejó loco. Más allá de la épica de los grandes momentos, o de lo enrevesadas de sus tramas políticas, Abercrombie escribe grandiísimos libros sobre personajes maravillosos. Algunos de los que aparecían en la saga de “La Primera Ley” aparecen en LA MEJOR VENGANZA, con bastante más protagonismo. Es el caso de Escalofríos, un terrible guerrero norteño que inicia un viaje para ser, atentos, mejor persona. Lástima que en su camino se cruce la excapitana de mercenarios Murcatto. Este personaje es (como ya lo fuera Glokta) una de los mejores que he disfrutado en los últimos años. Traicionada y terriblemente desfigurada, Murcatto se abrirá camino a sangre, fuefo y acero, a través de una terrible guerra para conseguir su venganza.
Para dar cuenta de todos aquellos que la traicionaros y trataron de asesinarla, Murcatto  forjará una grupo de asesinos, envenenadores, psicópatas, mentiros y otros maravillosos personajes que la acompañarán en su vendetta. Son tan maravillosos estos personajes que en más de un momento el lector se sentirá frustrado por no poder saber más de ellos, de sus vidas, ya que Abercrombie deja caer alguna posta sobre su biografía, y no hay quién se resista a la habilidad que tiene el autor para forjar personajes inolvidables. No debe confundirse este aspecto con falta de desarrollo en de los personajes: las historias están ahí, los caracteres están magníficamente definidos y las reacciones son naturales. Es tal la profundidad que se da a estos personajes que el lector pide saber más de ellos porque puede entre ver que existe una historia de apoyo detrás que es seguramente, tan apasionante como la que está leyendo.
Tengo que destacar la habilidad de Abercrombie para crear personajes creíbles y maravillosos y como, con suma facilidad, los suelta en medio de tramas adictivas. Es cierto que sus tramas no son especialmente complejas en origen, pero los personajes que las habitan las dotan de detalles y complejidad. Si a esos unimos la capacidad de empatizar con el lector, tenemos una fórmula que no puede fallar. Nos vamos a enamorar de los personajes (y eso que son todos unos carniceros amorales y retorcidos). Sin ir más lejos, existe un expresidiario de parcas palabras que tiene cierta afición a contar cosas, que es espeluznante…
La trama de Abercrombie, como decía antes, no es nada nuevo, ni especialmente compleja en un principio: si has leído el Conde de Montecristo puedes hacerte una idea más que acertada de qué  cuenta este libro. Son los peculiares personajes los que hacen singular esta trama. Sus peculiaridades llenan esta trama de venganza de detalles (oscuros y crueles la mayoría) inolvidables.
LA MEJOR VENGAZA no es tan compleja como LA PRIMERA LEY. No se esfuerza tanto en crear una pasado histórico para su mundo ficticio, pero son unas buenas ochocientas páginas con un argumento endiablado en la que pasaremos de una ejecución a otra, de la preparación de una venganza a otra mientras profundizamos en los personajes y en sus complicadas relaciones. Todo para llegar a un final sorprendente y bien cerrado.
Poco más se puede decir de este libro: que es una joya. Si todavía no conoces a Abercrombie y no te atreves con los tres tomazos de LA PRIMERA LEY, dale una oportunidad a este libro y no tardarás en convertirte en un auténtico fan de este genial autor. Si ya le conoces, estoy seguro que vas a disfrutar con este libro, en el que lo mejor de su estilo está depurado y condensado (como un buen veneno… Atentos a Morveer el maestro de envenenadores, un personaje fascinante).
De nuevo Abercrombie firma un libro magnífico e imprescindible para los amantes de la aventura y la épica. Estamos ante la consagración de uno de los mejores escritores del momento. De los tres mejores, sin duda.
Y por cierto, seguimos sin fiarnos de los bancos.

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