Bosque Mitago es uno de los grandes logros de la fantasía moderna. En uno de los juegos de claros y sombras más ricos y originales del género, Robert Holdstock despliega una historia entroncada en la mitología celta cuyo recuerdo perdura mucho después de haber dejado atrás su última página.
Es un libro estupendo. Magnífico. Una histora fantástica que se sostiene sobre una historia de amor, pero sin ñoñerías ni estúpidas emociones idealizadas hasta la nausea. Es una historia cruda, sobre las emociones, en las que la fantasía (cercana en su planteamiento a “La Historia Interminable”) sirve de pretexto para plantear un triángulo amoroso desgarrador.
El texto está narrado con sencillez y sinceridad. En muy pocas páginas te encuentras empapado de niebla de la campiña inglesa y te mueves con seguridad por los pasillo de la casa de nuestro protagonista. Es fácil de leer y te deja con ganas más. Uno de esos libros para revisitar de manera crónica.
Los personajes son cautivadores, sus historias ya de por sí interesantes de manera individual se enlazan en una aventura hacia el interior de un boque maravilloso, hacia el interior del origen de los mitos, y hacia el interior de los corazones de los protagonistas, tan humanos y reales que en algún punto de la narración te encontrarás reprimiendo una lagrimita (a mí me llegó durante su lectura en un bus de vuelta del trabajo). La maestría con la que Holdstock construye a sus personajes hace que algunos secundarios, que no parecen más que en algunos párrafos, demuestren más personalidad que el de algunos protagonistas de sagas enteras. A destacar, un piloto veterano de guerra que será el compañero que todos querríamos que nos acompañara en una aventura.
La historia se desarrolla de una manera tan natural, haciendo al lector partícipe de unos sentimientos tan reales que uno se queda atrapado entre las páginas y comienza a amar el bosque del relato de una manera que hasta el momento sólo podría compararse a La comarca de Tolkien o la Invernalia de Martin. Esto es gracias a las descripciones del autor, que lejos de acumular detalles, describiendo el brillo de la luz sobre las hojas de abedul en la primera hora de la mañana, sitúa al lector con la mayor sencillez tan solo con la descripciones precisas para crearnos las sensaciones correctas.
El libro es impecable. De las lecturas que más he disfrutado en años.