sábado, 26 de junio de 2010

Elantris, de Brandon Sanderson ***

La ciudad de Elantris, poderosa y bella capital de Arelon, había sido llamada la «ciudad de los dioses ». Antaño famosa sede de inmortales, un lugar repleto de poder y magia, Elantris ha caído en desgracia. Ahora sólo acoge a los nuevos «muertos en vida», postrados en una insufrible «no-vida» tras una misteriosa y terrible «transformación». En un único volumen, una maravillosa historia de la moderna fantasía en que la política, el amor y, también, la religión desempeñan un papel extraordinario.



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Me encantó "El Imperio Final", e de los mejores libros que he leido últimamante. Y creo que Sanderson ha demostrado que llegar a ser, siguiendo este camino, uno de los grande de la literatura fantástica. Leer Elantris, su primera novela, tras encontrarme tantas reseñas positivas era algo que tenía que hacer en cuanto pudiera hacerle un hueco a su lectura. Estaba motivado, el libro me llamaba, el autor tenía algo que demostrarme. Tal vez la culpa sea mía. Al terminar el libro me encotraba frente  un texto flojo, lleno de buenas (muy buenas ideas), pero resuelto de una manera un tanto pobre, y con ciertos elementos tan ingénuos, que la excusa de ser una novela primeriza es insuficiente.
La repmisa es más que interesante: una majestuosa civilización se ve destruida de la noche a la mañana por una misteriosa plaga. La caída de esta civilización y la desaparición de todos los portentos científicos, técnicos y místico que aportaba dejan un reino en medio de una crisis y a las puertas de una guerra de religión. Interesante, ¿no? Según pasan las páginas vamos sabiendo más de laplaga y de aquella desaparecida cultura. Estupendo, cada vez estoy más enganchado.
Los personajes protagonistas son, aunque arquetípicos, bien desarrollados por Sanderson: Raoden, príncipe del reino infectado por la misteriosa plaga. Galladon, otro infecta, sabio guía de Raoden (y del lector) por este nuevo mundo. Hrathen, un sacerdote guerrero con la misión de convertir un reino o destruirlo. Sarene, la viuda de Raoden, princesa consorte que pierde a su príncipe aun antes de que termine por consolidarse el lazo matrimonial. Ashe, una bola de gas luminosa del tamaño de un melón que acompaña y aconseja a Sarene. Espera... Espera... ¿Una bola de gas luminosa parlante? ¿Ya estamoso otra vez con extrañas manifestaciones del alama como en "La Brújula Dorada" o qué? Pues sí, bolas de gas luminosas parlantes, y no sólo parlantes, si no con respuesta para todo. Tal vez sea un detalle muy personal, pero fue encontrarme a este personaje y caérseme el alma a los pies. Odio los niños listos que siempre salvan a todo el mundo con su ingenio. Odio el mago que siempre esconde un as en la maga (o hechizo arcano). Odio las armas poderosísismos ocultas bajo la forma de un objeto sencillo que el protagonista ha llevado encima desde pequeño y que se manisfisiestan en la última lucha a muerte. Odio las profecías y odio los cosas que "hablan" sólo porque alguien piensa que debe molar mucho que algo que no debe hablar lo haga. Las esferas de gas luminosas no hablan. Al menos, no deberían. Otro pequeño punto (ya puesto a quejarme, voy a sacarlo todo) qu eno m eha gustado nada es el desarollo de Sarene, tan, tan, tan lista en algunas ocasiones, que resulta pedante. Así como Raoden pudiera pecar de ingenuo o inocente, pero me ha molestado muchísimo menos.
Así que con este detalle tan tonto (y tan personal, lo reconozco) he ido dando tirones del libro, encontrando grandísimas ideas y tropezándome con algunos detalles que restaban mérito al conjunto.
La novela da un giro inteligente e interesante al mito de los no-muertos (o muertos en vida) y deja claro que era la idea principal sobre la que gira novela. el resto de ideas que orbitan a su alrededor, aunque interesantes, terminan siendo algo tan accesorio que restan mucho mérito al buen trabajo que se ido realizando: tras páginas y páginas de enredos palaciegos, intrigas, política y religión, la conclusión de tantas ideas bien traídas resulta precipitada. Una auténtiza lástima si tenemos en cuenta que Sanderson (como parece que es, o será, propio de su estilo) teje una red de engaños muy intersante que atapa al lector, pero que luego él mismo rompe con demasiada facilidad.
Por lo demás, no es una novela tan ágil como "Nacidos de la Bruma", pero se deja leer en un par de ataques. No es, ni de lejos, un mal libro, es más, resulta muy interesante. ¿El precio de una primera obra? Puede ser, pero a Sanderson hay que empezar a exigirle como al gran autor que está llamado a ser.

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