domingo, 7 de febrero de 2010

La Soledad de Charles Dickens, de Dan Simmons **

El 9 de junio de 1865, mientras viajaba en tren a Londres con su amante secreta, Charles Dickens -que entonces contaba con 53 años y se hallaba en la cúspide de su carrera literaria- se vio envuelto en un accidente ferroviario que cambió su vida para siempre.

Dan Simmons narra esos últimos años de la vida de Dickens, dándole la voz al amigo y a la vez rival del gran escritor, Wilkie Collins. Explora en los enigmas que Dickens se llevó a la tumba y que aun hoy siguen sin respuesta, deteniéndose en los relacionados con su última e inconclusa obra: El misterio de Edwin Drood. De la mano de Collins, el lector descubre la oscura y doble vida que Dickens llevó tras el accidente, sus incursiones nocturnas en los peores tugurios de Londres y su creciente obsesión por la muerte.
Así como hiciera en El terror, Dan Simmons se ha documentado profusamente para recrear una época histórica. Ahora le da vida a dos de los nombres claves de la Literatura: Charles Dickens y Wilkie Collins y nos ofrece una novela tan inquietante como original.


Reconozco que acudí al reclamo de este libro de la mano de Guillermo del Toro. Tras leer la noticia de que su adaptación cinematográfica era uno de los proyectos del director, me dejé llevar por la curiosidad. Dan simmons no es uno de mis escritores favoritos pero, desde que me lancé de cabeza al texto, permanecía enredado en su telaraña de falsas realidades y misterios.
 La novela es un tocho, pero es un tocho adictivo. He pasado noches siguiendo las ágiles piruetas argumentales protagonizadas por Wilkie Collins sobre el delgado alambre de la irrealidad que empapa estas páginas, como la lluvia las calles de Londres. He pasado días deseando poder seguir leyendo donde me quedé la noche anterior.
La historia mezcla la ucronía, con el misterio, la novela negra y la fantasía. Si te gusta cualquiera de estos géneros, este libro te enganchará. No podrás dejar de pensar en Dickens y en el misterioso Drood. Te preguntarás qué pasará a continuación. Casi 900 páginas de enigmas y preguntas que te quitarán el sueño.
Es posible que al llegar al final, con la espalda dolorida por el peso del libro, no disfrutes del final: En apenas un par de capítulos Simmons cierra una serie de tramas de manera, en mi opinión, artificial. Termina con sabor agridulce una historial, hasta ese momento, impecable. En apenas 80 páginas, el autor responde a cientos de preguntas que él mismo a planteado con un deus ex machina del todo insatisfactorio. Durante capítulos ha tejido una estupenda red en la que el lector se ha visto enmarañado para, al final, no mojarse lo más mínimo. Respuestas superficiales y simplonas para planteamientos interesantes y complicados. Pareciera que Simmons no ha sabido responder sus propios enigmas.
Da la sensación de que el autor ha tenido un montón de estupendas ideas, pero ha sido incapaz de desarrollarlas, como si durante el proceso de escritura se hubiera dado cuenta de que se le hacía tarde para la fecha de entrega, y hubiera decidido atarlo todo en 10 minutos, olvidando para siempre todo el trabajo que había realizado hasta el momento.

La Soledad de Chalres Dickens es una extensa novela que mantendrá obsesionado al lector durante días, pero que luego le dejará con la sensación de que le han robado del bolsillo el final que se merecía tras sujetar las casi 900 páginas del texto entre sus manos durante tantas horas.

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