Un espléndido día de primavera de 1876, en un soleado parque de Moscú, un estudiante aristócrata se dispara un tiro ante la estupefacta mirada de una joven que poco antes le había negado un beso. Es tan sólo la primera de una inquietante cadena de muertes tan extrañas como inexplicables, que pronto suscitarán un sinfín de interrogantes en la inquieta sociedad moscovita: ¿por qué juegan estas personas a la ruleta americana?, ¿habrá alguien detrás de estos hechos perversos, tal vez una oscura trama internacional urdida fuera de la madre Rusia? Para intentar responder a estas preguntas acude a escena Erast Fandorin, un bisoño aspirante a detective que compensa su falta de experiencia con un alto grado de astucia y entusiasmo. A veces tan lúcido como Sherlock Holmes, otras sentimental como Poirot o Montalbano, y en ocasiones tan cándido como Oblomov, a Fandorin le atraen los desafíos que le exigen emplear a fondo su natural inteligencia. Capaz de navegar en el laberinto del crimen con la desenvoltura de un hombre de mundo y la sagacidad de quien conoce las miserias y las locuras del alma humana, Fandorin se desplazará de Moscú a Berlín y de ahí a Londres, para luego regresar a San Petersburgo en pos de esa verdad tan perturbadora como imprevisible que le servirá para esclarecer este primer caso de la serie.
Boris Akunin ha sido protagonista del fenómeno literario más importante en Rusia desde la caída del telón de acero. Curiosa mezcla de géneros y estilos, rebosantes de erudición y repletas de guiños a los grandes clásicos de la literatura rusa, las novelas de Akunin recurren a un ritmo casi folletinesco que seducirá a todo tipo de lectores, desde los amantes de la literatura más refinada hasta los entusiastas de la novela policiaca, histórica o de espionaje. Tendiendo un puente entre el siglo XIX y la actualidad, Akunin ha logrado acuñar un sello propio que rápidamente va ganando adeptos a lo largo y ancho de toda Europa. El ángel caído es la primera de las siete novelas que componen la serie de Erast Fandorin.
Agradable sorpresa. Y es que yo no conocía de nada a este escritor ruso y a su estupendo detective, Erast Fandorin. Resulta que no sólo es un bestseller, sino que es uno de esos bestseller que comprendo por qué gustan tanto. En la línea de Holmes, Fandorin es un detective infalible, cuyas deducciones son siempre sorprendentes. Pero donde uno usaba la fría lógica, el otro se deja llevar por su intuición. Y donde el famoso detective inglés rozaba la sociopatía, nuestro Erast Fandorín es un entrañable joven con el que el lector no tardará ni un par de páginas en empatizar.
El libro, sin grandes despliegues pirotécnicos, se lee de un tirón. Tampoco parece que el autor quiera complicarse la vida con eso. Va directo a una trama absorbente llena de giros y contragiros argumentales, sectas misteriosas, poderes en la sombra, planes ocultos y maquinaciones políticas. Parece fácil, pero estoy seguro de que no lo es. Veremos como el joven Fandorin pasa de ser un triste oficinista para convertirse en un aplicado detective. Viajaremos a Londres, a Petersburgo, a Moscú… Conoceremos mujeres hermosas, y mujeres peligrosas. Amigos y compañeros. Un misterio dentro de otro. Y todo, a las puertas de un momento histórico que cambió el mundo para siempre.
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