domingo, 3 de octubre de 2010

Metropol, de Walter Jon Williams ***

El mundo ha sido cubierto por una barrera que impide a la humanidad salir al espacio. Con el paso del tiempo, toda la Tierra se urbaniza hasta que la complejidad de las edificaciones superpuestas da lugar a la creación espontánea de energía geomántica: el plasma. Con plasma, todo es posible, y por ello es la posesión más codiciada. Una excelente mezcla de novela negra y ciencia-ficción.
Metropol es el tipo de libro que me gusta. Es de esos libros que mezclan géneros, es una novela negra disfrazada de ciencia ficción donde los conceptos que se manejan son mágicos (o “espirituales” en el mejor de los casos). La historia comienza con una enorme mujer de fiego que avanza entre los rascacielos de una gran ciudad futurista. Y a partir de ahí, y mientras acompañamos a Aiah, la funcionaria destinada a investigar este tipo de sucesos.
El escenario presentado por Williams es sólido y original, un mundo futuro donde las corporaciones ejercen monopolios sobre el plasma, la energía generada por el universo y que es el eje de la economía mundial.
Así tenemos una investigación, una conspiración, magia, ciencia ficción y un mundo fantástico para que se desarrolle nuestra historia. ¿Cuál es el problema entonces? Pues que Williams es un narrador torpe en ocasiones. El libro es tremendamente interesante, pero inexplicablemente sufre enorme bajadas de ritmo y de interés (y de la calidad) de vez en cuando. Es algo sorprendente si tenemos en cuenta la calidad de este autor, todo un veterano (y un referente) en todo tipo de géneros fantásticos y de ciencia ficción.
En cualquier caso, el trabajo de Williams está muy por encima de la media de las novelas del genero y tal vez le juzgue con demasiada dureza por ser un escritor ya consagrado y al que me veo obligado a exigir cada vez más (aunque se trata de un libro escrito hace ya quince años). El libro se lee de un tirón si no se le da demasiada importancia a ese par de ralentizaciones y seguro que gusta, y mucho, a todo tipo de lectores, a los que acudan a él desde la fantasía y a lso que lo hagan desde la ciencia ficción. Y a los de la novela negra, porque en realidad, es de lo que trata la trama, alejada de gestas épicas aunque en ciertos puntos los acontecimientos sean deslumbrantes. Incluso la protagonista, Aiah, es el tipo de protagonista gris  que toda novela negra debería tener. En cuanto se resca un poco sobre su superficie, encontramos unos rasgos de profundidad que no desentonan con la naturalidad con el que el personaje está desarrollado. La humanidad que Williams le da a su protagonista llama la atención por la sencillez con la que se va produciendo la identificación con el lector.
Un libro recomendable, especialmente por la mezcla de géneros.

1 comentario:

Earendilion dijo...

Un buen libro, pero que no me dejó un buen sabor de boca. Especialmente lento en la forma. Me gustó, pero no me acabó de convencer.

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