domingo, 6 de noviembre de 2011

Las Monarquías de Dios: Las Guerras del Hierro, de Paul Kearny *****


Su nombre es Corfe, único superviviente de la guarnición de Aekir, arrasada por los invasores merduk. Su vergüenza es haber sobrevivido cuando sus compañeros murieron, pero ahora tiene la oportunidad de enderezar su destino.
Tras destacar en la defensa del dique de Ormann, último baluarte del reino de Torunna, Corfe es destinado a la capital, un nido de intrigas donde el recién llegado, que comienza a estar rodeado de una aureola de heroísmo, es recibido con envidia.
El apoyo de la reina madre asegura a Corfe un mando, pero el resentimiento del rey lo reduce a un puñado de salvajes convictos sin pertrechos ni monturas. Sin embargo, Corfe convierte a sus reos montañeses en una fuerza temible y prueba su valía. Ahora deberá enfrentarse al poderoso enemigo merduk, detenido pero no derrotado, dispuesto a jugarse el todo por el todo y culminar su conquista de Occidente.
Mientras, en el extremo opuesto de Normannia, el rey Abeleyn de Hebrion ha recuperado el trono, pero yace víctima de sus heridas. Los rumores lo dan ya por muerto, y la frágil paz obtenida a un alto precio amenaza con quebrarse.
Y al otro lado del océano, en el Nuevo Mundo, una fuerza antigua se estremece, aúlla su furia y aguarda su momento para revelarse.

Tras la llamada hecha por el editor para poder completar la edición en España de estos libros llegué a pensar que nunca llegaría a tener este libro en mis manos. Así que el hecho de que los lectores rescatases esta saga del olvido dice mucho de la calidad de la misma. Los dos primeros libros me gustaron mucho, podéis visitar sus entradas aquí. Y este tercer libro, LAS GUERRAS DE HIERRO, no podían ser menos. Me ha gustado mucho, pero no por lo mismo.
La gente cambia. Así que como lector seguramente he cambiado mucho desde que leí por última vez a Kearney. Pero creo que Kearney también ha cambiado. Al menos, su libros han cambiado. Las diferencias entre LAS GUERRAS DE HIERRO y LOS REYES HERÉTICOS (el segundo libro de la saga) son bastantes, e importantes. Y para mejor. Eso es algo de agradecer, y más si estamos hablando de unos libros que ya entusiasman al lector. Voy a destacar tres, que me parecen fundamentales.  Por un lado, en esta tercera entrega Kearny decide dejar de lado (temporalmente) a algunos de los personajes que hasta el momento se intercalaban en su relato. De ello se benefician directamente los personajes, especialmente Corfe, que ganas en profundidad y realismo. Si tras leer este libro no te ofrecerías voluntario para servir en su batallón, es que éste no es su genero. Otro cambio es la sobriedad y la tranquilidad con la que Kearny obrante este texto. Anteriormente parecía que quisiese contar muchas cosas distintas a la vez, todas muy importantes. Ahora, con mucha más calma, Kearny organiza los acontecimientos y da a cada uno la importancia justa. Una pequeña carga de caballería puede tener más importancia que una gran batalla si el momento lo requiere, o una conversación más tensión que esa misma carga. Me ha parecido asistir al momento en el que el estilo e Kearny se ha asentado, y eso es algo especial, entre el lector y el autor. El último cambio importante que Kearny ha introducido es su tratamiento de “la magia”. Si antes ya era algo destacable por su buen hacer en este respecto, ahora se convierte en un ejercicio de elegancia que bien podrías ser la envidia de otras muchos autores (que ojalá se esforzaran por hacer algo similar).
LAS GUERRAS DE HIERRO es, hasta el momento, la pieza más sólida de esta saga, que ya era una colección de libros recomendable pero que ahora se consolidad como imprescindible dentro del género. Una muestra de que a día de hoy se escribe buena fantasía, buena literatura.
Gracias a todos los lectores que han ayudado a salvar LAS MONARQUÍAS DE DIOS.

miércoles, 1 de junio de 2011

Los Cien Mil Reinos, de N. K. Jemisin ****


La joven Yeine de Darr tendrá que sobrevivir a la intriga, la traición y la pasión en Los Cien Mil Reinos

«Mi nombre es Yeine, y aunque tan sólo tengo diecinueve años, soy la baronesa de Darr. Hoy he sido llamada a palacio por Dekarta Arameri, que es mi abuelo y también el monarca de los Cien Mil Reinos, protegido y designado por el propio Padre Celestial, nuestro Dios.

Una vez hubo tres Dioses, pero dos de ellos murieron, o eso es lo que nos dijeron. Se dice que los descendientes de Darr llevan en su sangre un secreto que se remonta a aquella lejana época en que los tres dioses caminaban entre los mortales.

Quizá mi abuelo me haya llamado para tenerme a su lado como capricho, o quizá quiera presentarme en la corte real para unirme en matrimonio de conveniencia. Quizá quiera revelarme ese secreto de sangre, aunque me temo que saberlo, según los libros sagrados, equivale a estar muerto.»

Yeine de Darr es una exiliada del bárbaro norte. Pero al morir su madre en extrañas circunstancias, es convocada a la majestuosa ciudad del Cielo. Allí, para su asombro, descubre que es una de las posibles herederas al trono. Pero la corona de los Cien Mil Reinos no es un premio fácil de conseguir y Yeine se ve implicada en una cruenta lucha por el poder.


Cuando comencé a leer los Cien Mil Reinos no esperaba encontrarme con una historia tan sensible. Esperaba algo épico, lleno de oscuras intrigas políticas, poderes en la sombra y sangrientos combates. Pero los Cien Mil Reinos tiene todo eso de una manera mucho más sutil. Mientras leía infatigable la historia me venían a la mente Las Mil y Una Noches, e incluso el Sandman de Neil Gaiman. Tal vez sean unas referencias un tanto difíciles de relacionar, o muy personales, pero el mundo que las palabras de Jemisin iban creando en mi mente tenían esas textura.

Entre el sueño y la vigilia, entre dioses y mortales, entre venganza y justica, nos movemos junto a nuestra protagonista, en una trama íntima, llena de matices. Tal vez pudiera decir que , sin caer en “ñoñerías”, es un libro lleno de ternura. Los sentimientos tienen una gran importancia en la trama. Es pocos títulos las motivaciones de las acciones son tan claras, y eso sin recurrir a la lógica mecánica de “una pieza hace caer a la siguiente”. Todo esto se apoya en una narración fluida y cercana. No abusa de recursos grandilocuentes ni se estanca en largos párrafos reflexivos. La autora perfila con estas armas a una protagonista muy accesible en una saga familiar sobre las que giran acontecimientos que afectan al universo creado para la ocasión.

Todo esto no está reñido con episodios especialmente sorprendentes y llamativos, con mucha acción y apoteósicos conflictos, pero que engranan muy bien dentro del ritmo general. Los Cien Mil Reinos representa un nuevo enfoque para una trama que tal vez no sea la más original del mundo, pero que sí se muestra original en los detalles, especialmente en la caracterización de los personajes. Además de los protagonistas, destacan los personajes más míticos de la obra, una serie de deidades obligadas a servir a los humanos que son el punto más llamativo del universo creado como telón de fondo para esta historia. Tal vez sea con estos personajes donde se encuentra el mayor punto débil de este libro, ya que por momentos, parecen demasiado arquetípicos. Personalmente creo que la autora ha tratado de establecer cierta distancia respecto a estos personajes y el resto de pobladores de su novela, deshumanizándolos y dándoles cierto aire de misterio. Pero es en este punto donde Los Cien Mil Reinos pincha, ya que la escritora, al mismo tiempo, tiende a humanizar a estos mismos personajes y hacerlos cercanos. El tratar de mantener la distancia entre estas misteriosas deidades y a la vez humanizarlos para que comprendamos sus motivaciones resulta en pasajes un tanto artificiales. Puntualmente Jemisin se ve obligada a dar explicaciones un tanto forzadas al lector para poder hacer avanzar la trama. No son muchos, ni son especialmente graves, pero afectan al acabado de una que podría haber quedado “redonda”.

Tengo que destacar Los Cien Mil Reinos por haberme sorprendido y por su original tratamiento, a pesar de no ser el tono que más me gusta para este tipo de novelas. En cualquier caso, un libro muy recomendable que merece ser probado, que  tal vez sepa a poco a quienes busquen emociones fuertes, épica y violencia.

miércoles, 18 de mayo de 2011

La Máquina Diferencial, de William Gibson y Bruce Sterling ****


1855. La Revolución Industrial está en pleno apogeo, impulsada por mecanismos cibernéticos de vapor. Charles Babbage perfecciona su máquina analítica y la era de la informática llega con un siglo de anticipación. Pero con el cambio llega la inestabilidad social: los luditas, grupo subversivo en contra de la tecnología, protagonizan desórdenes callejeros y hostigan a las clases dirigentes.

La aventura comienza cuando unas misteriosas tarjetas perforadas, de origen y propósito desconocidos, caen en manos del paleontólogo Edward "Leviatán" Mallory. Descubrirá que alguien las busca con la suficiente desesperación como para ser capaz de matar por ellas...


Otra reseña difícil. Un título aclamado y reconocido como exponente de su género. Y una lectura complicada. Mis ganas de leer este libro y conocer tan ilustre título se han visto lastradas por, como decía, una lectura complicada. En algunos puntos tediosa.  Y no sé si ha sido cosa de la traducción o de que mis expectativas eran súperlativas, el caso es que el libro me ha decepcionado. Y claro, más de uno estará ya afilando el hacha porque le estoy “dando cera” al libro. Tranquilos, que no me parece un mal libro, simplemente, espera algo más. Y eso es culpa mía, no del libro.

Pero una vez que uno empieza (y sigue y termina) a leer un libro en ese estado es difícil remontar el vuelo. En cualquier caso, ya he dicho la parte mala y frustrante que he encontrado en este “La Máquina Diferencial”. Ahora voy a hablaros de sus bondades.

Para empezar, el escenario que crean Gibson y Sterling es sensacional. Un universo sólidamente construido, lleno de detalles que los hacen real para el lector. La verdad es que dan ganas de conocer más historias de ese mundo lleno de dirigibles, tarjetas perforadas… Explorar esos Estados unidos, perderse por las calles de ese Londres, conocer ese París “steampunk”… Un gran trabajo de los autores describiendo con naturalidad y casi con rigor histórico, un mundo tan parecido, y a la vez tan extraño, al nuestro.
Los personajes son de los más variopintos. Sybil es una gran protagonista. Tal vez gran parte del trajo de personificación ya existiera en la novela Sybil de Disraeli (que os digo ya que no he leído), pero no importa. En esta obra destaca por méritos propios. Inteligentemente articulado, uno empatiza enseguida con ella y se deja llevar de su mano. El resto personajes destacan bastante menos, tal vez por culpa de la superpoblación de estos. Algunos tan importantes como “Dandy Mick” se desdibujan en ocasiones, dando la impresión de funcionar más como resortes narrativos que como entidades de pleno derecho.

El punto fuerte del libro es la trama: espionaje, conspiraciones, idas y venidas tras un juego de tarjetas perforadas de gran valor para el funcionamiento de “La Máquina Diferencial” del título. El ritmo es trepidante: comienza lentamente, y según comienza a desvelarse elementos de la trama, la narración acelera la sucesión de momentos y personajes.

Ahora viene el “pero”. Pero en ocasiones me he encontrado leyendo páginas llenas de reflexiones que poco aportaban a la historia, o pasajes muy anecdóticos, que imagino, funcionan a la hora de dar profundidad a los personajes y al universo creado pro los autores, pero que a la hora de la verdad suponen unos paréntesis excesivos entre acciones. Además, el cambio de una situación a otro es a veces demasiado brusco: en un momento Sibyl se encuentra inmersa en un emocionante diálogo y en el siguiente la encontramos meditando en su cuarto.

Para terminar, quiero destacar algo que durante la lectura me pasó desapercibida, pero que con el tiempo se me ha ido haciendo patente. El elemento fantástico (o de ciencia-ficción, o “steampunk”) se introduce de un amanera gradual en la introducción. Al principio nada parece indicar que no encontramos en una realidad histórica divergente a la nuestra. Primero se introduce un elemento ahí, luego otro allá… Y cuando el lector se quiere dar cuenta en panorama político internacional no es el que conocemos nosotros. Este detalle me ha llamado mucho más la atención que otros más puramente “steampunk” como los primitivos ordenadores o los transportes.

“La Máquina Diferencial” es un libro sólido, profundo y amplio. Con una trama emocionante y que seguramente hace honor a su fama. Me he prometido a mí mismo una relectura del libro pasado un tiempo, a ver si en esta ocasión esquivo de los baches que se me ha atravesado en esta lectura.

viernes, 13 de mayo de 2011

Antártida: Estación Polar, de Matthew Reilly ***


En una remota estación polar estadounidense en la Antártida, un grupo de científicos ha descubierto un objeto atrapado en el interior de una capa de hielo de cuatrocientos años de antigüedad. Parece ser un artefacto de metal… que no debería estar allí... y por el que mucha gente estaría dispuesta a matar.

Un equipo de marines estadounidenses, con el enigmático teniente Shane Schofield a la cabeza, se dirige a la estación polar para proteger tan extraño hallazgo. Sin embargo, otros países quieren apropiarse de él y harán todo lo necesario para conseguirlo. Por fortuna, los hombres de Schofield son soldados experimentados, dispuestos a seguirle hasta el mismísimo infierno... y pronto descubrirán que es allí adonde se dirigen.


¿Te gusta jugar a Call Of duty?, ¿te moló la peli de “La Cosa” de John Carpenter? ¿Odias a todo aquel que no sea norte americano? Éste es tu libro.

“Estación Polar” comienza como un libro de ciencia-ficción. O al menos, presenta una trama fantástica con toques de ciencia ficción, pero pronto se convierte en la novelización de una peli de Michael Bay. ¿es entonces un mal libro? Pues no forzosamente: yo lo he llevado durante una semana en el metro y lo he disfrutado como un enano. Pero ojo, tampoco es un libro que pueda cambiarle la vida a nadie. A menos que se tenga en mente alistarse en el ejército y todavía se alberguen ciertas dudas.

La trama nos presenta a un grupo de aguerridos marines del los Estados Unidos pasándolas canutas en el paraje más desolado del planeta mientras tratan de proteger a un guro de científicos y de evitar que una misteriosa nave atrapada en el hielo caiga en manos de fuerzas hostiles. Y con hostiles, queremos dejar claro que es todo aquella persona que no sea norte americana. En un principio la cosa no pinta mal.

Según avance uno en la lectura, y si no se le da importancia a ese “tufillo Join The Army” disfrutaremos con una lectura que no deja un renglón para la tranquilidad. Cada situación desesperada evoluciona en otra más desesperada. Y esa en otra desesperadísima. Y así, hasta que se acaban las páginas y ganas los buenos. No es un spoiler, es algo evidente ya a estas alturas. Lo bueno es saber cómo, cuándo y dónde.  Así que “Estación Polar” resulta una lectura trepidante y adrenalínica. No busquéis grandes metáforas ni pensamientos filosóficos de ningún tipo, aquí lo que prima es la sangre y la pólvora.

El desarrollo de los personajes es algo tosco. Con excepción de un contado grupo de protagonistas, los personajes son pobres y muy arquetípicos. Total, tampoco pasa nada porque para lo que duran. Aquí todo el que sea protagonista es carnaza. Así que… Tampoco pasa nada. Simplemente, en algunos momentos, te parecerá estar leyendo el guión de un videojuego. Una pena que la mayoría de las muertes (y son unas cuantas) dejen al lector indiferente más allá de las espectacularidad del momento de la muerte en sí. 100% espectáculo “made in Hollywood”.

El protagonista, Shane Scholfield, que es un militar veterano más duro que el clavo de un ataúd, es una especie de “boyscout” definitivo, una imparable máquina de matar (aunque con nobles sentimientos) que lo mismo pilotada todo tipo de vehículos que es capaz de nadar bajo la aguas heladas de la Antártida como un campeón olímpico. Cosas del entrenamiento, imagino.

Tampoco vamos a darle mayor importancia. Eso sí, en algunos momentos la trama parece estar terriblemente encajonada. Es decir, que sólo puede avanzar en una dirección. Si aparece un clip, es porque en un momento dado alguien necesitará un clip. Si parece un mechero, alguien necesitará desesperadamente un mechero. Y su l aniña protagonista lleva un lazo de color rojo (y no de otro color) es porque tenía que ser rojo (y no de otro color) para que la trama avance en algún punto. Bueno, un escenario de carón piedra para personajes del mismo material. Insisto, creo que este libro no pretendía otra cosa.

Destaco, como un punto sorprendentemente agradable, el conocimiento enciclopédico que Matthew Reilly parece tener SOBRE TODO. Especialmente, sobre armamento y demás terminología bélica. Es muy ilustrativo y si tienes cierta curiosidad sobre cómo funciona tal o cual Gadget de esos que puede ver, por ejemplo, en una película de Jason Bourne, pues aquí estará sencillamente descrito. Muy divertido.

En resumen, una novela entretenida y divertida para mayor gloria del ejército de los estados unidos y los jugadores de Call of Duty del mundo entero.

lunes, 9 de mayo de 2011

Starship: Motín, de Mike Resnick ****


Es el año 1966 de la Era Galáctica, unos tres mil años en el futuro, y la República está en guerra con la Federación Teroni, una alianza de razas resentidas por el crecimiento militar y económico de los humanos. Aunque los principales escenarios de batalla están en el Brazo Espiral y en el Núcleo Galáctico, en la lejana Periferia, la Theodore Rossevelt es una de las tres naves encargadas de proteger el Cúmulo del Fénix, un grupo de setenta y tres planetas habitados.

Vieja y maltrecha, y con unos sistemas de defensa obsoletos, la Teddy R. habría sido retirada del servicio años atrás si el universo no estuviera en guerra. Su tripulación está formada por rebeldes reformados, militares indisciplinados y unos pocos soldados rasos. Pero un nuevo oficial ha sido transferido a la Teddy R. Su nombre es Wilson Cole, y le acompaña una reputación de heroísmo y desobediencia. Debido a su indisciplina se le ha retirado el mando de su nave y su tripulación en dos ocasiones.


Ahora ha sido desterrado a la Teddy R., donde será un simple segundo oficial, bajo el mando del capitán Makeo Fujiama y la comandante Podok, una temible polonoi. Pero Wilson Cole no es el tipo de hombre que se quedaría sentado mientras el resto de la galaxia está en guerra.


Que gran sorpresa. Ha llegado sin hacer mucho ruido. Yo me lo llevé a casa por aquella etiqueta de “scpace opera” que le ponían en la web de la editorial  y la verdad es que he disfrutado con su lectura. No, no es la obra cumbre de la ciencia-ficción. Ni falta que hace. Porque lo que a STARSHIP: MOTÍN le falta de genial, lo tiene de divertido.

MOTÍN es el primer libro de la saga STARSHIP. Wilson Cole es un héroe de la guerra galáctica, pero también ha pisoteado algún que otro ego del alto mando de la Armada de la República. Por ello, es transferido a la nave Teddy Roosevelt, una antigualla alejada del frente de guerra contra la Federación Teroni y donde el ejército echa a todos sus elementos incómodos (o indeseables). Pero la acción está allí donde está Cole y su nuevo destino no será nada tranquilo. Mal que le pese. No os cuento cómo termina el libro, pero yo quiero más. Quiero más viajes de Teddy Roosevelt y su tripulación.

¿Por qué me ha gustado tanto?  Para empezar, este es un libro de aventuras en el espacio, venga, “space opera” sin mayor pretensión que la de divertir. El autor crea un escenario, un puñado de personajes y los asienta firmemente. A partir de ahí, empieza a construir encima diferentes tramas. Con eso, tenemos la premisa de, por ejemplo, una fantástica serie de televisión al estilo de la maravillosa Firefly. Los personajes son carismáticos e interesantes, las trama engancha rápido. Incluso se le pilla  cierto cariño a la destartalada nave.

Claro, con esto, que nadie espere grandes reflexiones sesudas ni graves analogías sobre el vacío del alma humana ante el vacío insondable del espacio. Esto va de correr de aquí para allá de un lado del cosmos al otro pasando de un peligro a otro. Eso no quiere decir que no exista, por ejemplo, un discurso antibelicista o una llamada de atención ante el paulatino recorte de libertades y derechos sociales de los pueblos. Pero en general, es un libro en el que explotan cosas, los alienígenas del ejército enemigo traman oscuros planes y a nuestro héroe todo el mundo le hace la puñeta por hacer lo que se tiene que hacer (aunque no tenga que ver con el deber, y sí no el honor y lo que es justo).

SATSHIP: MOTÍN se lee de un tiró, se disfruta durante toda su lectura y deja al lector enganchado. Se le podría pedir más, pero a lo mejor perdería algo de su encanto por el camino.

lunes, 2 de mayo de 2011

Monster, de A. Lee Martínez ***


Te presentamos a Monster y a Judy, dos humanos que no se gustan mucho el uno al otro, pero que juntos deberán enfrentarse a dragones, trols, perros morsa y a una desquiciada señora de los gatos para salvar nuestro universo.

Monster trabaja en una agencia de control de plagas. Es un trabajo duro y además tiene problemas domésticos, como tener un demonio de novia.


Judy trabaja en el turno de noche del supermercado Food Plus Mart. Quizá no sea el estilo de vida más glamouroso, pero es feliz. Nadie la molesta, y si lo peor que le puede pasar es tener a un encargado algo memo, bueno, puede vivir con ello.


Pero cuando Judy se encuentra a un yeti comiéndose todos los helados de la sección de congelados, su vida se cruza con la de Montser del modo más desastroso posible. Porque Monster no atrapa mapaches, él busca las cosas que se esconden en la noche. Cosas como ogros, trols o dragones. Ah, ¿y el demonio de su novia? Sí, realmente es un demonio.
Monster es un libro raro, raro. Se parece un poquito a Buffy, tiene un poco de Ugly Americans, y es un libro divertido. Seguramente no sea el libro más divertido del mundo, pero te ríes, y las situaciones son originales. Y sería la premisa perfecta para una serie de TV de cierto éxito.
A partir de ahí, Moster es un libro que sólo recomendaría a lectores casuales y a aquellos que han disfrutado de los títulos de Christopher Moore. Es un libro divertido, sin llegar a ser un libro descacharrante de Mundodisco. Entretenido, que se lee de un tirón y lleno de ideas originales y muy divertidas. Pero, a pesar de su potencial y de tener dos protagonistas que enganchan, Monster flojea en lo que es la trama. La historia está bien, pero… ¿Realmente  tenía Lee Martínez una trama para contarnos? La verdad es que al terminar el libro el lector puede quedar un tanto indiferente.
Judy Y Monster son dos protagonistas tipo con personalidad suficiente como para picar al lector con sus avnturas. Judy descubre un mundo de magia que convive con el nuestro, y a través de sus experiencias el lector va conociendo ese mundo fantástico. Monsters es un personaje totalmente integrado en ese mundo fantástico y que parece estar de vuelta de todas esas maravillas que deslumbran a Judy. En el momento en que se conocen, Judy hace todo lo posible por huir de su monótona vida y empaparse de su nuevo mundo, mientras que Moster, aparentemente asqueado de su vida mágica busca algo de normalidad y tranquilidad.
Si aestos dos personajes les metemos en el negocio de la caza y captura de criaturas mágicas y potencialmente peligrosas un podría esperar una sucesión de aventuras más o menos cómicas. Pero poco a poco la trama va deshinchándose tras los primeros capítulos de introducción. Según avanza la historia parece que se hace más y más predecible. A pesar de que los elementos que la forman son muy originales y llenos de potencial, parecen encajar unos con otros con facilidad, como hechos con un troquel, un una historia algo predecible. Hay alguna sorpresa, claro, pero… No las suficientes.
Monster no es un mal libro en absoluto, pero resulta frustrante ya que el lector encontrará ideas magníficas que podrían haberse aprovechado mejor y que terminan desarrollándose de una manera demasiado convencional para el escenario que el autor nos presenta al principio.
Lee Martínez no termina de exprimir con éxito una gran idea. En cualquier caso, divertido y lectura fácil.

lunes, 25 de abril de 2011

El Deshielo, de Risto Isomäki **


Una científica descubre los restos de una antigua civilización sumergida en las costas de la India. Sus investigaciones la llevan a pensar que un megatsunami pudo ser la causa de la tragedia que acabó con la floreciente civilización. Al mismo tiempo, científicos de todo el mundo informan de graves alteraciones en zonas muy distintas del planeta. Amrita empieza a sospechar que las leyendas de la Atlántida y de otras civilizaciones perdidas, del diluvio universal y del arca de Noé están relacionadas, y loque es más grave, que algo muy similar puede estar llamando a nuestras puertas.
“El Deshielo” es uno de esos libros de ciencia-ficción víctima de las etiquetas. De edición directa en bolsillo y bajo el “claim” de “Nos lo advirtieron, pero no los escuchamos...”, Planeta pasa de tapadillo este libro a las estanterías de las librerías. El título para haber caído en la sombra de los libros sobre catástrofes de cara al 2010 y demás profecías mayas. Una lástima, porque “El Deshielo” no va de eso.
Este libro reparte su dosis de ciencia-ficción entre varias premisas científicas, a saber, los polos se derriten y sube el nivel del mar, y diferentes hallazgos arqueológicos que demuestran que este tipo de desastres ya han pasado antes y que una humanidad anterior a la académicamente reconocida sobrevivió para demostrarlo. A partir de aquí, Isomäki se complica la vida con una trama pobretona y algo aburrida que va descolgado, poco a poco al lector, una desaprovechada para te de “ficción” tras una interesante y original propuesta en el apartado “ciencia”.
Una pena, porque en la mejor tradición de autores como Michael Crichton, el punto de salida de El Deshielo engancha. Unos científicos descubren en la India una serie de ciudades sumergidas que pueden ser la base al mito de la Atlántida y las civilizaciones prehistóricas avanzadas. A partir de aquí, la cosa pierde fuelle. Y eso a pesar de contar con un sólido e inspirado discurso sobre el conocimiento milenario de las culturas orientales que durante siglos ha sido ninguneado por occidente. Seguramente el punto fuerte del libro. Por lo demás, alguna que otra aventurilla de medio pelo, salpicada de curiosidades científicas con un marcado acento ecologista.
Y es que está muy bien eso de cuidar el planeta. De actuar nuestras responsabilidades y asumir las consecuencias (desastrosas) que nuestro ritmo diario de vida suponen para el medioambiente. Todo muy bien expuesto, pero… Bueno, el libro también sostiene que las grandes catástrofes ecológicas y el calentamiento global está sujeto a procesos cíclicos naturales. Así que, más allá de acelerar este tipo de procesos, ¿cuál es la responsabilidad de la humanidad ante este tipo de cambios? Un tema ligeramente contradictorio con el que tropezará el lector en varios momentos.
“El Deshielo” es una propuesta interesante, torpe en su desarrollo, pero entretenida lectura de “transporte público” para aquellos con paciencia suficiente como para terminarlo.
P.D: Aquí nadie advierte nada de nada a nadie: 100%  prophecy free.

miércoles, 20 de abril de 2011

Al filo de las Sombras- El Ángel de la Noche II, de Brent weeks ****


El asesino perfecto no tiene un nombre,
sino mil rostros.


La partida ha empezado. Todas las piezas han tomado posiciones e inician sus movimientos. Todas menos una.


Tras la muerte de Durzo Blint, su maestro, y de Logan, su mejor amigo y el legítimo heredero al trono, Kylar Stern siente que ya nada le ata a Cenaria, un país sometido a los caprichos del invasor: el rey dios Garoth Ursuul. Mientras los incendios y el pillaje se adueñan de la metrópoli, mientras miles de refugiados emprenden la huida y los resistentes se disponen a luchar, Kylar decide renunciar a su antigua vida.


Sin embargo, la noticia de que Logan está vivo, oculto en la peor de las prisiones, exige una decisión final: o bien Kylar acepta sin mirar atrás la ciudad, la profesión y la familia que son ahora su futuro y su redención a la vez, o bien se adentra en el camino sin retorno de las sombras, donde su talento como asesino podría salvar a un amigo y a un país… aun a riesgo de perder todo lo demás.
No hemos tenido que esperar demasiado para volver a saber de Kylar. El final del primer libro ya nos invitar a pensar que las cosas no iban a quedar así, y Kylar regresa al mundo de las sombras, aunque sea a regañadientes. Sin contar nada importante sobre la trama, Weeks se las apaña para hacer volver a su protagonista por la senda que había trazado levemente en el primer libro. Kylar debe ocupar el lugar de su maestro como mejor asesino del mundo, pero sus vivencias le llevan a querer aplicar sus habilidades para un fin mayor. Kylar se convierte así en una sombra justiciera que debe liberar un reino. Una tarea nada fácil.
Tampoco parece haber sido algo fácil para su autor, al que le cuesta arrancar esta nueva trama. Evidentemente Weeks tenía clara la historia que quería contar, de principio a fin, pero este segundo libro, bisagra entre los otros dos que forman la saga, parece que se le atraganta en algunos momentos. La dinámica argumental  aparece salpicada de pasajes de relleno y en algunos momentos nos toparemos con algunos resortes narrativos muy mal disimulados, de esos que hacen saltar la acción de una situación a otra.
Dicho esto, AL FILO DE LAS SOMBRAS es un libro divertido en extremo. Engancha a todos los que disfrutaron de EL CAMINO DE LAS SOMBRAS. Todo lo bueno que se ha dicho de la primera entrega es aplicable a esta. Tal vez echemos de menos un antagonista más desarrollado, que sea algo más que la excusa de pasar del “estado A” al “estado B”. Esta carencia se hace evidente entre el resto de personajes: los secundarios y los protagonistas son tan atractivos que hacen destacar la falta de carisma de nuestro malo de turno. Y es que Weeks nos tenía mal acostumbrado, ya que el malo de la primera parte ahora nos parce mucho más atractivo (en comparación), pero no es nada que impida disfrutar de Kylar y disfrutar de sus desvelos.
Ese es el punto central de este libro. El autor toma los elementos que quedaron tras el final del primer libro, lo pone sobre la mesa y los reordena y redefine, para en los últimos capítulos decir “hacia allí es a donde quiero ir”, pero eso será en el tercer libro. No es tanto un “borrón y cuenta nueva” como una puesta a punto de lo que teníamos hasta ahora. Y Weeks juega muy bien con esos elementos: su trabajo redefiniendo a Kylar es constante y el resultado es una evolución natural y emotiva. El resto de personajes, a pesar de engranar bien en las acciones de Kylar, parecen ir un poco “a rebufo” de éste. Destaca entre ellos un personaje que gana protagonismo respecto al primer libro, otra aprendiza de asesina como Kylar, que será un contrapunto muy interesante a nuestro protagonista.
Destaca, entre todas la tramas del libro, la protagonizada por Logan, mejor amigo de Kylar, legítimo rey y en el momento en que empieza el libro, huésped de uno de los presidios más originales y mejor pensados que hemos leído. La evolución de este personaje y sus peripecias son la parte que más he disfrutado del libro, y tal vez hubieran merecido una novelas para sí mismo.
En líneas generales, más de lo mis respecto al primer libro. Y eso no es nada malo, ya que EL ÁNGEL DE LA NOCHE está siendo toda una saga revelación. Todos las grandes virtudes de EL CAMINO DE LAS SOMBRAS están aquí, y aunque tal vez sea un libro menos redondo, promete grandes cosas para el cierre de la saga. Tal vez se eche en falta en algunos momentos un tono más maduro en según qué situaciones (hay escenas concretas de una mojigatería preocupante), pero es ningún momento rebaja el tono general del libro, más dinámico que agresivo. Un libro (y una saga) que se disfruta de un tirón. Diversión pura que si bien no le cambiará la vida a nadie, sí que se la amenizará en gran medida.

lunes, 28 de marzo de 2011

Sherlock Holmes y los Zombis de Camford, de Alberto López Aroca *


Es octubre de 1903. Sherlock Holmes está a punto de retirarse, Watson ha contraído matrimonio por enésima vez, y el detective de Baker Street cuenta ahora con la ayuda de un antiguo ex presidiario, Otis Mercer, para realizar las labores cotidianas del oficio.
Cuando Bernard Baker, masón y también detective privado, solicita la ayuda del Maestro para localizar al comprador de un extraño “elixir rejuvenecedor”, Sherlock Holmes decide viajar a la ciudad universitaria de Camford, donde se topará con una abominable, mefítica y aterradora amenaza, así como con una serie de enigmas que desafiarán a la mente deductiva del Gran Detective: ¿Qué secreto oculta la piedra mágica del joven millonario recién llegado de Sudamérica? ¿Quién es el hombre de la mano de metal? ¿Cuáles son las verdaderas intenciones del extravagante señor Pride? ¿Qué prodigios se guardan en los lóbregos sótanos de la universidad?
Y lo que es más, ¿podrá Sherlock Holmes resolver todos estos misterios, trabajar con unos nuevos y monstruosos aliados, y evitar que el mundo acabe invadido por una plaga de muertos vivientes?


En un primer momento pensé que podría ser una buena idea. Es cierto que un libro más de zombies en este momento tampoco invita a pensar que estamos ante una gran obra. El mercado está saturado. SATURADO. Y evidentemente la mayoría de los títulos que se encuentran en las estanterías son deficientes. Pero meter a Holmes en este tipo de historias me pareció divertido. Así que la culpa es mía. Soy un gran fan del personaje, y tras los deliciosos y maravillosos libros de Rodolfo Martínez, quería más. Pensé que una vuelta más al mito de personaje, desde un punto de vista desenfadado, paranormal y con regustillo pulp, sería una lectura, por lo menos, entretenida.

Lejos, muy lejos, está este libro de los escritos por Martínez. Las comparaciones son odiosas, pero me da la sensación que ha sido el mismo autor quien ha buscado esa comparación, tratando de repetir la fórmula “Holmes + Homenaje pop +  misterio atípico”. Y es que en esta historia de Holmes se trata de repetir, como en los citados libros de Martínez, una trama en la que el mayor detective del mundo, cerca ya de su retiro, debe enfrentarse a un misterio, con tintes paranormales. La trama está sembrada aquí y allí de guiños a otra historias, novelas y personajes que refuerzan el tono “especial” del libro. Pero en este caso, el experimento es totalmente fallido.

En “Sherlock Holmes y los Zombis de Camford“, Holmes es lo de menos. Una caricatura del personaje, que en las primeras páginas se luce con una de sus apabullantes deducciones que y que poco a poco se va diluyendo, para convertirse en un mero secundario que simplemente hace avanzar la trama a golpe de tópico. Es cierto que Holmes no es ni el narrador, ni el protagonista directo, del libro, pero su aportación es tan tangencial, que su presencia me parece un pretexto para dar al libro un título con gancho. Holmes en este libro es prácticamente un secundario, uno de tantos personajes que figuran en la trama, a modo de Cameo y de guiño para el lector. Uno de tantos. Lejos de ser una serie de personajes atractivos y que engranan con la trama, quedan reducidos a una sucesión de apariciones arquetípicas en el momento programado para que, como en un videojuego, hagan avanzar la historia.

Y es que el elenco de misteriosos personajes, a los que alude López Aroca serán un grupo de desconocidos para la mayoría de lectores: Zarpa de Acero, Mytec, Ojo Mágico Kelly, Spider… Héroes de viñeta de los años 70 que (desgraciadamente) sólo malviven de la nostalgia de los lectores de la Era Vértice. A pesar de que bien desarrollados el homenaje podría haber sido un gesto cariñoso del autor para los lectores (y los citados personajes), la gran carga narrativa que soportan y lo torpe de su desarrollo lastran por completo el argumento. Sus apariciones se suceden una detrás de otra, sin ningún desarrollo o explicación de sus orígenes. Simplemente parecen, realizan alguna acción que solventa el problema de turno, y con una rimbombante frase, desaparecen, para regresar en algún otro momento repitiendo el esquema. Si tan queridos son estos personajes para el autor, tal vez debería haberles dedicado algo más de mimo y no haberlos metido con calzador en una historia llena de referencias alocadas.

Y es que la historia es una sucesión de parches en los que el autor ha ido metiendo todas aquellas ideas que se le ocurrían, sin meditar sin eso era bueno o no para lo que quería contar. Eso parece, al menos. Así Otis Mercer, narrador de la historia y sustituto de un Watson retirado, acompaña a un Holmes desdibujado y a una camarilla de secundarios planos y acartonados en un viaje en busca de respuestas sobre un caso de muertos vivientes (por lo menos, en esta ocasión nos ahorramos esa moda de los infectados). Que Holmes investigue y resuelva más bien poco es lo de menos, ya que el caso simplemente va añadiendo anécdotas hasta su resolución, evidente y previsible: acabar con los zombies. El misterio que encierran los primeros capítulos (los más pulidos) se resuelve en la primera mitad del libro. Así el interés (del lector y presumiblemente del autor) caen en picado en un encadenamiento de momentos álgidos que muy poco aportan al misterio.

Por lo demás, momentos escabrosos que no lo son tanto (ni la necrofilia ni el incesto escandalizan en absoluto cuando sus protagonistas son completamente indiferentes al lector) y cliffhangers que no emocionan a nadie (la misma indiferencia que en el caso anterior). “Sherlock Holmes y los Zombis de Camford“ es una lectura totalmente prescindible que enojará a los seguidores de Holmes y que aburrirá al resto.

Me pregunto si este libro habría visto la luz de no haber figurado la palabra “zombie” en la portada.

sábado, 19 de marzo de 2011

Las Graves Planicies, de Antonio Santos ****


Álex, atleta, narcisista, incansable seductor, aspirante a estrella y frecuentador de la alta sociedad despierta un día en Marsoon, un extraño planeta donde conviven el peligro y lo extraordinario.
Acosado por los feroces nativos, consigue escapar gracias a Max, un avinagrado misántropo. Gracias a él descubre que Marsoon es un cementerio de viejas glorias de la ficción, un planeta dónde recalan cuando decae su reputación.
Pero estos personajes, ficticios para Alex, son personas reales en sus fantasías de procedencia, y llevan años intentando comprender por qué son abandonados en Marsoon, y cómo escapar del planeta.
 Aviso para lectores intrépidos: comenzar a leer este libro con otra mentalidad que no sea la de disfrutar, sin complejos, de un homenaje sincero a los clásicos de la literatura pulp será una fuente constante de sufrimiento para el lector. Todo aquel que atesore estos mismo clásicos en corazón y no disfrute con una revisión llena de guiños y de humor, también sufrirá de constantes ataques de frustración. Y es que Antonio Santos ha cogido todos los ingredientes de aquellas novelas y los ha mezclado, sin ningún tipo de rubor en un libro (primero de una saga) divertido y sin complejos. Como si de un Tarantino de la “space-opera” se tratara, Santos ha escrito uno de esos “pastiches” (en su significado más cariñosos y menos peyorativo) que de una manera descarada, es un reflejo de aquel “Una Princesa de Marte” en la que Edgar Rice Burroughs nos presentaba a su famoso John Carter. Las Graves Planicies es un descarado reflejo de aquel libro, en la que nuestro protagonista, un vividor de esos que podría habitar perfectamente en los platós televisivos de la prensa rosa de hoy en día, se ve misteriosamente transportado a “Marsoon”. Ya sólo el nombre del planeta nos dice por dónde van a ir los tiros. Y en verdad que la trama del libro, y con esto no destripo ningún tipo de sorpresa para nadie, sigue de manera muy paralela a las andanzas de nuestro querido John Carter. Pero Santos no se detiene ahí, y en una inteligente jugada, llena su “Marsoon” de personajes muy reconocibles, que evidentemente son quienes parecen ser (con los cambios justos para evitar infringir cualquier tipo de derecho de autor). El resultado de esta sombrosa mezcla de personajes, conceptos y paisajes reconocibles es una novela entretenida, que se lee de un tirón, que hace sonreír al lector y que comparta el cariño que Santos (se nota con creces) tiene a estos personajes.
Por su parte, los personajes creados para Las Graves Planicies, en concreto el protagonista, distan mucho de ser personajes planos, y en este sentido el contraste con los personajes en los que se basa en es en algunos casos extremo. La simplicidad y la rigidez de aquellas grandes y fantásticas historias se ve desbordad por la profundidad de estas recreaciones, especialmente, insisto, en el caso de Álex. Su personalidad está muy bien definida durante todo el libro mediante un sistema de narración que contrapone la narración en primer persona del fantástico viaje y de reflexiones personales intercalada por todo el texto. Esta dualidad tiene su explicación al final del libro, y supondrá un puto de inflexión que agradará y sorprenderá al lector, a la vez que abre las puertas a la continuación de esta saga, “Historias de la Frontera”.
Las Graves Planicies es un libro divertido, ameno, lleno de talles, y referencias que jugarán con el lector. Su lectura es recomendable para todo aquel que quiera recordar viejas lecturas o simplemente, desengrasar de títulos más “serios”. Grupo Ajec vuelve a apostar por un libro diferente, y en este momento en el que pasa por dificultades, es de agradecer (con la lectura de sus libros) que tomen estos riesgo y que ofrezcan títulos de gran calidad y de interés, en diferentes géneros y para diferentes tipos de lectores. Las Graves Planicies es un gran ejemplo del buen hacer, no sólo de su autor, si no también de su editorial.

domingo, 6 de marzo de 2011

La Mejor Venganza, de Joe Abercombrie *****

 La guerra puede ser un infierno, pero para Monza Murcatto, la Serpiente de Talins, a sueldo del duque Orso, también es una forma excelente de hacer dinero. Sus victorias la han hecho muy popular —quizá demasiado para el gusto de Orso. Traicionada y dada por muerta, la recompensa de Murcatto es un cuerpo desfigurado y una sed de venganza que no se detendrá ante nada. Sus aliados son el borracho menos fiable de Styria, el envenenador más traicionero de Styria, un asesino en serie obsesionado con los números y un bárbaro que quiere enderezar su vida… Entre sus enemigos están los más poderosos del país, y eso antes de que el Orso envíe al hombre más peligroso para acabar con ella… La mejor venganza es una novela independiente que tiene todas las características que hicieron un éxito de la trilogía La primera Ley .

“Entre sus personajes hay tiranos y torturadores, un par de envenenadores, un asesino en serie, un borracho traidor, un oscuro bárbaro y un sangriento mercenario. Y éstos son los buenos… Las batallas son vívidas y viscerales, la acción brutal, el ritmo imparable y Abercrombie amontona las traiciones y los giros de la trama de forma que no dejamos de preguntarnos cómo acabará todo. Éste es su mejor libro hasta el momento.” George RR Martin

www.alianzaeditorial.es



Qué bueno es Abercrombie. Muy bueno. Tanto que sin sonrojo, sus libros comparten estantería con los de Martin (que por lo que se puede leer en la nota de arriba, parece que también disfruta con los libros Abercrombie). Su anterior trilogía me dejó loco. Más allá de la épica de los grandes momentos, o de lo enrevesadas de sus tramas políticas, Abercrombie escribe grandiísimos libros sobre personajes maravillosos. Algunos de los que aparecían en la saga de “La Primera Ley” aparecen en LA MEJOR VENGANZA, con bastante más protagonismo. Es el caso de Escalofríos, un terrible guerrero norteño que inicia un viaje para ser, atentos, mejor persona. Lástima que en su camino se cruce la excapitana de mercenarios Murcatto. Este personaje es (como ya lo fuera Glokta) una de los mejores que he disfrutado en los últimos años. Traicionada y terriblemente desfigurada, Murcatto se abrirá camino a sangre, fuefo y acero, a través de una terrible guerra para conseguir su venganza.
Para dar cuenta de todos aquellos que la traicionaros y trataron de asesinarla, Murcatto  forjará una grupo de asesinos, envenenadores, psicópatas, mentiros y otros maravillosos personajes que la acompañarán en su vendetta. Son tan maravillosos estos personajes que en más de un momento el lector se sentirá frustrado por no poder saber más de ellos, de sus vidas, ya que Abercrombie deja caer alguna posta sobre su biografía, y no hay quién se resista a la habilidad que tiene el autor para forjar personajes inolvidables. No debe confundirse este aspecto con falta de desarrollo en de los personajes: las historias están ahí, los caracteres están magníficamente definidos y las reacciones son naturales. Es tal la profundidad que se da a estos personajes que el lector pide saber más de ellos porque puede entre ver que existe una historia de apoyo detrás que es seguramente, tan apasionante como la que está leyendo.
Tengo que destacar la habilidad de Abercrombie para crear personajes creíbles y maravillosos y como, con suma facilidad, los suelta en medio de tramas adictivas. Es cierto que sus tramas no son especialmente complejas en origen, pero los personajes que las habitan las dotan de detalles y complejidad. Si a esos unimos la capacidad de empatizar con el lector, tenemos una fórmula que no puede fallar. Nos vamos a enamorar de los personajes (y eso que son todos unos carniceros amorales y retorcidos). Sin ir más lejos, existe un expresidiario de parcas palabras que tiene cierta afición a contar cosas, que es espeluznante…
La trama de Abercrombie, como decía antes, no es nada nuevo, ni especialmente compleja en un principio: si has leído el Conde de Montecristo puedes hacerte una idea más que acertada de qué  cuenta este libro. Son los peculiares personajes los que hacen singular esta trama. Sus peculiaridades llenan esta trama de venganza de detalles (oscuros y crueles la mayoría) inolvidables.
LA MEJOR VENGAZA no es tan compleja como LA PRIMERA LEY. No se esfuerza tanto en crear una pasado histórico para su mundo ficticio, pero son unas buenas ochocientas páginas con un argumento endiablado en la que pasaremos de una ejecución a otra, de la preparación de una venganza a otra mientras profundizamos en los personajes y en sus complicadas relaciones. Todo para llegar a un final sorprendente y bien cerrado.
Poco más se puede decir de este libro: que es una joya. Si todavía no conoces a Abercrombie y no te atreves con los tres tomazos de LA PRIMERA LEY, dale una oportunidad a este libro y no tardarás en convertirte en un auténtico fan de este genial autor. Si ya le conoces, estoy seguro que vas a disfrutar con este libro, en el que lo mejor de su estilo está depurado y condensado (como un buen veneno… Atentos a Morveer el maestro de envenenadores, un personaje fascinante).
De nuevo Abercrombie firma un libro magnífico e imprescindible para los amantes de la aventura y la épica. Estamos ante la consagración de uno de los mejores escritores del momento. De los tres mejores, sin duda.
Y por cierto, seguimos sin fiarnos de los bancos.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Cuando se Abrió el Abismo, de Carlos F. Castrosín ***


Santiago Marchena vive una vida en línea recta, aburridamente previsible, con un principio y un final anodinos.
Mientras trabaja como ingeniero, a cientos de metros bajo el Estrecho de Gibraltar, en la construcción del larguísimo túnel que habrá de unir África con Europa, sobreviene un terrible terremoto que destruye todo: los volquetes, la tuneladora, a sus compañeros, la línea recta aburridamente previsible Así comienza esta epopeya, las mil y una aventuras en que, a partir de ese instante, el joven ingeniero se verá envuelto, tratando de ponerse a salvo del cataclismo que se acaba de producir, llegando a lugares nunca antes imaginados por él.  


La respuesta Steampunk a “Alicia en el País de las Maravillas” o “El Mago de Oz” está en las páginas de esta novela, que desde las quitan página te llevará a un mundo fantástico donde grandes imperios compiten por territorios y por avances técnicos. El joven ingeniero Marchena se verá arrastrado, desde su excavación en el Estrecho del Gibraltar a un mundo que no es, en absoluto, como nos han contado.
Esta premisa me atrapó y me retuvo durante dos tercios del libro. Ésta es una reseña difícil, un título que sufre lo que yo llamo “Síndrome de Philip K. Dick”, esto es: una sobrada de encantos y que engancha el lector hasta que según llegamos al final, nos encontramos con una desconcertante situación.

Pero no quiero adelantar acontecimientos. “Cuando se abrió el abismo” engancha enseguida. Si bien el principio es un tanto torpe y lleva al lector a una situación incómoda, el descubrimientos de nuevos mundos siempre tiene una capacidad de seducción nada desdeñable. Así que el lector se dejará llevar, y si ignora sus instintos, no verá el cartón de la novela. Y es que desde que nuestro protagonista despierta en un nuevo mundo, vemos que ahí hay trampa. Y la hay, sin duda, tampoco creo que el autor trate de maquillarla. Ahora, que esa trampa sea la que el lector espera…

El nuevo mundo en el que despierta Santiago Marchena está lleno de maravillas y aventuras. Explorar este mundo “steampunk” es el punto fuerte de este libro. Las descripciones son ágiles y detalladas y se enhebran muy bien con la acción. Sus singularidades y peculiaridades seducirán al lector. En comparación, la construcción de personajes parecen mucho menos sólidas, si exceptuamos a algunos de los personajes principales. En general, el desarrollo de los protagonistas es irregular, y durante su evolución uno puede identificarlos fácilmente como los resortes de esa trampa de la que hablaba antes.

En cualquier caso, y dentro de la convención de que esta es una novela de entretenimiento y de consumo rápido cuya finalidad es la de entretener, “cuando se abrió el Abismo cumple” con creces estas expectativas. Los pasajes de acción se suceden con naturalidad y tienen bastante garra. El escenario es atractivo y el misterio de fondo sobre la verdadera naturaleza de la extraña situación de nuestro protagonista siempre nos invita a seguir con el libro.

Todo correcto hasta que según nos acercamos al final del libro, y son dar mayor detalle, el autor da un salto con tirabuzón y, realizando un complicada pirueta, incluye un elemento totalmente discordante con la evolución de su novela. La aparición de cierto personaje significará el detonante de una reacción en cadena hasta el final de la novela que resultan totalmente incoherentes dentro del contexto de la misma.

El efecto sobre el lector no es otro que el de desapego total con lo que estaba leyendo, como si un error de imprenta hubiera introducido, al final de su novela, los capítulos finales de un título completamente diferente. Será este desconcierto el que hará que el lector termine el libro. La búsqueda de una explicación a esa situación tan frustrante culminará con la trampa cerrándose sobre el lector, que sin duda (y a pesar) de las nuevas y extrañas variantes introducidas, reconocerá que sus sospechas eran ciertas.

Con otro título, esta situación hubiera conseguido restar enteros a su valoración: un libro estupendo que por un inexplicable golpe de timón del autor, termina siendo un previsible suma de sinsentidos. Como esas películas en las que al final, el protagonista despierta y todo ha sido un sueño. Pero Carlos F. Castrosín todavía tenía una sorpresa, eso sí, también desconcertante, para los últimos párrafos del libro, que puestos a rizar el rizo, parece que se reconcilia con el lector, como guiñando un ojo y que invita a entrar al juego.

Cuando se abrió el abismo es una novela interesante, extraña y divertida. Ciertamente previsible y con más cartón piedra del que nos gustaría, pero con una inexplicable personalidad y carisma que se ganará las simpatías del lector.

domingo, 16 de enero de 2011

Fragmentos de Burbuja, de Juan antonio Fernández Madrigal ***


Un mundo totalmente desconocido para alguien que apenas recuerda que siempre ha vivido en él, y que empieza a despertar a algo parecido a la consciencia dentro de un cuerpo inexplicable.
Niños apartados de sus vidas y convertidos en seres extraordinarios o quizá sólo en piezas de un rompecabezas. Adultos que realmente no saben por qué llegaron a ser lo que son. Animales que durante su evolución dejaron de serlo.
Asesinatos e imposturas; personalidades que se suplantan, emociones enterradas, ruinas irrecuperables, cariño, esquizofrenia... Todo ello causado aparentemente por una batalla secular entre dos razas no humanas que han tomado como rehenes a los más débiles, a los infieles, a los huidos; a los manipuladores y a los manipulados. Una batalla en la que nadie es inocente y cuya última parada es precisamente el planeta Tierra.
El autor nos sitúa en el momento crucial de una saga que empezó hace siglos y cuya cronología, también apasionante, se incluye al final del libro con el objeto de ser disfrutada tras la lectura de éste. ¿Cuánto durará la oscuridad? ¿Sobrevivirá la luz que queda? ¿Qué podrá más?, ¿la desconexión enfermiza de unos, la compartición absoluta de otros, o algo más complejo que todo eso y que está aún por desvelar?
Fragmentos de burbuja es una magnífica historia. Las distintas especies y personajes que la habitan han evolucionado a causa de planes ajenos. Han sido manipuladas, cuidadas y observadas. Entraremos en la cabeza de personas que han sido perfeccionadas como seres humanos, pero también nos pondremos en la piel de los que fueron concebidos para todo lo contrario de lo humano. Sentiremos la amenaza, muchas veces invisible, de enemigos implacables y concienzudos. Y asistiremos a la lucha por apoderarse, de uno u otro modo, de lo que este planeta siempre contuvo: todo aquello que nos hace ser lo que somos, así como un secreto que se depositó aquí hace ya mucho, mucho tiempo.
Juan Antonio Fernández Madrigal nos traslada, con su prosa poética y sensible, a una Tierra futura y aislada en la que reinan la oscuridad interior, la desolación y lo inerme, al mismo tiempo que la emotividad y el compañerismo, la inocencia y el amor, y la necesidad de vivir.


NGC Ficción es una editorial nueva, con ganas de hacer llegar al lector buenas historias, pero ni Fernández Madrigal es un autor nuevo ni Fragmentos de Burbuja una historia desconocida. Ya llevaba más de medio libro leido cuando me enteré que Fragmentos de Burbuja es parte de una saga que Fernández Madrigal ha ido publicando en diferentes editoriales: Magnífica Vívora de las Formas (Editorial Ajec)  y Umma (Parnaso Ediciones). Este hecho sólo enriquece todavía más la lectura de este libro, ya que Fragmentos de Burbuja se puede leer (y disfrutar) perfectamente como un título independiente. Es un relato sólido e inteligente que explora la naturaleza humana como sólo los buenos libros de ciencia-ficción saben hacer.
Fragmentos de Burbuja nos cuenta una misma historia desde tres perspectivas. A lo largo del libro iremos saltando de un personaje a otro que interpretarán los acontecimientos de diferentes maneras. Una raza de humanos mejorados, criados por una avanzada raza de máquinas que acabaron con la civilización humana que les creó, debe hacer frente a su destino y proteger a la Tierra de la invasión de una especie alienígena. Simplemente con esa línea, ya tenemos un argumento más que interesante para sumergirnos en este título, que se lee con una sorprendente facilidad.
El estilo de la novela sorprende por su intimismo y su sencillez. A pesar de manejar conceptos fantásticos con raíces muy profundas y de valerse de los sentimientos de los diferentes protagonistas para darle sentido a la historia, el autor no sólo sale airoso de tan difícil tarea, sino que además consigue dotar de voz propia y personalidad a cada uno de los personajes, además de hilar una historia entretenida que tiene su valor, no tanto en la trama, como en la polifacética visión del alma humana que al final queda en la mente del lector.
Es más que interesante lo aséptica que resulta esa imagen final del mosaico. Las conclusiones que cada lector pueda sacar tras concluir la lectura de este libro son infinitas, y vienen sazonadas con un cliffhanger de esos que dejan con ganas de más, pero que no necesitan obligatoriamente de otra historia para conocer el final de las que nos ocupa. Un libro redondo, que adolece (por sacarle alguna pega) de algunas bajadas de ritmo durante ciertos pasajes. Son breves y no son muchos, pero es cierto que tras algunos momentos realmente intensos y algunos brillos de originalidad, cuesta volver al ritmo normal.
Fragmentos de Burbuja son 300 páginas que se leen de un tirón, con disfrute, y que regala algunos momentos de reflexión. Éste es un libro más que demuestra que en España se escriben bueno libros de género, que existen grandes escritores, buenas ideas, y también, pequeñas y valientes editoriales que apuestan por ellos. Una lectura más que recomendable.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Los Relojes de Alestes, de Victor Conde ***

Poco tiempo después del primer viaje a la Luna, protagonizado por los caballeros del Gun Club estadounidense, en la Europa de entreguerras está fraguándose un proyecto que significará el inicio de una nueva era para el reino de Prusia.
Una rica aristócrata, frau Irna Hohenstaufen, invertirá su magnífica fortuna en financiar un viaje a la superficie del satélite con un propósito mucho más prosaico que el de los americanos: excavar en busca de oro hasta el mismo corazón de la Luna, con la ayuda de un misterioso reloj del que nadie conoce su utilidad, para así financiar la inminente guerra de su país contra el Imperio Otomano.
Pero lo que encontrarán una vez lleguen allí desafiará incluso las más atrevidas predicciones de los científicos...

www.grupoajec.es

 
¿Por dónde empezar? “Los Relojes de Alestes” no es una novela sobresaliente. De hecho, por momentos, es torpe y áspera. Hay momentos sinceramente aburridos, hay otros que, desgraciadamente, el autor obvia cuando podrían resultar fuentes fundamentales de coherencia para la obra. Por momentos parece haber sido escrita con prisas, en otros, parece haber sido editado sin ningún tipo de delicadeza. Muchas veces el lector sentirá que le autor le oculta algo, que se ha guardado capítulos enteros, o que simplemente, ha pasado de escribirlos. Así, el lector va a pasar muchas horas con este libro frustrado. Va a pasar muchas horas porque no va a poder parar de leer. Y va a estar frustrado porque le gustaría conocer muchos más aspectos de esta ucronía steampunk de Victor Conde.
Sí, el autor carece de la soltura o el estilo que disfrutamos en otros escritores, pero hace gala de una personalidad que echamos en falta en muchos otros. Si “Los Relojes de Alestes” se lleva buen anota es por la gran valentía del editor y del autor. Del editor, por apostar por un género como el “steampunk” que en nuestro país carece del apoyo que muchos (muchísimos) lectores reclamamos. Del autor porque, sin querer medirse, a tomado la obra de dos nombres como Verne Y Welles, que no sólo son grandes en la literatura de género, sino que lo son de la cultura universal.
Dicho esto, el libro engancha. No será un libro de cabecera, pero será un libro que se disfrutara leyendo, en viajes de metro o en cómodos sillones. De un tirón y con ganas. Las carencias de estilo se ven sustituidas por buenas ideas y por una sinceridad que merece el reconocimiento del lector. Una vez que el autor y el lector se han puesto de acuerdo en “esto es una novela pulp y sólo queremos divertirnos” todo resulta mucho más fácil. Lástima que el estilo resulte apresurado y que ciertas ideas estén metidas de manera excesivamente forzadas. Bueno, tampoco se puede decir que se una falta que no compartan autores consagrados y a la que damos menos importancia por se quienes son (cuando debería ser al contrario). Lo importante de “Los Relojes de Alestes” es que entretiene, y que está plagado de buenas ideas. Muy buenas ideas. Y que salvo algunos giros argumentales y sorpresas un tanto decepcionantes y chocantes, el lector va a disfrutar de nuevo viajando a la Luna (por primera vez). Se tropezará con ciertas reflexiones que seguro que le interesarán, y se reirán con guiños e ideas realmente ingeniosas.
Este es un libro modesto que precisamente por su falta de pretensiones resulta, eficaz en su papel de obra de divertimento y esparcimiento. Es una obra sincera que no engaña en ningún momentos: las sorpresas que pueda encontrarse en lector serán argumentales, pero nadie podrá decir que no sabía que estaba leyendo una novela sobre un grupo de personas que viajan a la luna a finales del siglo XIX”. Si quieres pasar un buen rato compartiendo ese viaje, dale una oportunidad al libro.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Un Mundo Invertido, de Christopher Priest *****

La ciudad avanza por medio de raíles, surcando una tierra devastada llena de tribus hostiles. Los raíles deben ir colocándose delante de ella al tiempo que se progresa y ser retirados cuidadosamente tras su estela. Los ríos y las montañas suponen un obstáculo casi insalvable para el ingenio de los técnicos de la ciudad. Pero si se detiene su movimiento, la ciudad va cayendo en el campo gravi-tacional destructor que ha transformado la vida en la Tierra. La única alternativa al progreso es la muerte.

Helward Mann, un miembro de la élite de la ciudad, sabe mejor que nadie que su existencia pende de un hilo: está a punto de descubrir que el mundo exterior es infinitamente más extraño que su propio entorno, que tan bien cree conocer.


www.lafactoriadeideas.es


Como diría Joaquín Reyes, los buenos libros de ciencia ficción deben dejarte "con el culo torcido". Y es que uno no escribe una novela clave del género sin zarandear algunas seseras. Priest es uno de esos grandes autores que acumula premios, buenas críticas, fans, y poco a poco, adaptaciones cinematográficas. Así que hablar de uno de sus libros que más me gusta se hace un poco difícil, ya que todo son bondades y es difícil ser crítico.

Un Mundo Invertido es, como casi todo lo que escribe Priest, una trampa. O mejor dicho, tiene truco. En este caso se nos presenta el texto como un sandwich en la que la obra se abre y cierra escrito en tercera persona y centrado en un personaje que no es Helward Mann, el protagonista del grueso del libro, que narra en primera persona su experiencia en Tierra, la ciudad móvil sobre la que trata el libro.

Ese cambio de registro es la clave del texto, la broma de Priest: desde el principio te está enseñando qué es lo que hay, te está diciendo la verdad, es el lector el que interpreta y se cree lo que quiere. Es el mismo juego de El Prestigio, cuando nos decía: Permanece atento, voy a enseñarte un truco. Y el truco, el que protagoniza la historia es en sí mismo la historia. Aquí nos hace un truco similar, un “dentro-fuera” que tal vez pille con la guardia baja al lector, a pesar de haberlo tenido delante durante todo el rato.

A pesar de sus cinco estrellas, y por sacarle una pega (y teniendo en cuenta de que se trata de un manía personal mía más que de un defecto del libro), tengo que advertir que algunos pasajes son un tanto psicodélicos, tal vez demasiados para mi gusto. Dado que se narran estados de percepción alterados, tampoco tengo claro si se podrían haber descrito de otra manera, pero en mi opinión son surrealistas en exceso. Pero no es más que una cuestión de gusto.

Evitando todo tipo de spoilers, la profundidad del libro, como buen libro de ciencia ficción, se da con la comparación con nuestro mundo real, donde la crítica adquiere todo su sentido. Y como los libros excepcionales, la crítica sigue vigente (o incluso todavía más candente) a día de hoy, casi treinta años después de haber sido escrito.

Para terminar, hay que destacar la calidad de la nueva traducción que presenta la nueva edición de Factoría de las Ideas, un trabajo estupendo de David Luque, y la nota final de John Clute incluida en esta última edición, imprescindible para situar en contexto la obra y el trabajo de Priest.

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