Su nombre es Corfe, único superviviente de la
guarnición de Aekir, arrasada por los invasores merduk. Su vergüenza es haber
sobrevivido cuando sus compañeros murieron, pero ahora tiene la oportunidad de
enderezar su destino.
Tras destacar en la defensa del dique de Ormann,
último baluarte del reino de Torunna, Corfe es destinado a la capital, un nido
de intrigas donde el recién llegado, que comienza a estar rodeado de una
aureola de heroísmo, es recibido con envidia.
El apoyo de la reina madre asegura a Corfe un
mando, pero el resentimiento del rey lo reduce a un puñado de salvajes
convictos sin pertrechos ni monturas. Sin embargo, Corfe convierte a sus reos
montañeses en una fuerza temible y prueba su valía. Ahora deberá enfrentarse al
poderoso enemigo merduk, detenido pero no derrotado, dispuesto a jugarse el
todo por el todo y culminar su conquista de Occidente.
Mientras, en el extremo opuesto de Normannia, el
rey Abeleyn de Hebrion ha recuperado el trono, pero yace víctima de sus
heridas. Los rumores lo dan ya por muerto, y la frágil paz obtenida a un alto
precio amenaza con quebrarse.
Y al otro lado del océano, en el Nuevo Mundo, una
fuerza antigua se estremece, aúlla su furia y aguarda su momento para revelarse.
Tras la llamada hecha por el editor para poder completar la edición
en España de estos libros llegué a pensar que nunca llegaría a tener este libro
en mis manos. Así que el hecho de que los lectores rescatases esta saga del
olvido dice mucho de la calidad de la misma. Los dos primeros libros me
gustaron mucho, podéis visitar sus entradas aquí. Y este tercer libro, LAS
GUERRAS DE HIERRO, no podían ser menos. Me ha gustado mucho, pero no por lo
mismo.
La gente cambia. Así que como lector seguramente he cambiado
mucho desde que leí por última vez a Kearney. Pero creo que Kearney también ha
cambiado. Al menos, su libros han cambiado. Las diferencias entre LAS GUERRAS
DE HIERRO y LOS REYES HERÉTICOS (el segundo libro de la saga) son bastantes, e importantes.
Y para mejor. Eso es algo de agradecer, y más si estamos hablando de unos libros
que ya entusiasman al lector. Voy a destacar tres, que me parecen
fundamentales. Por un lado, en
esta tercera entrega Kearny decide dejar de lado (temporalmente) a algunos de los
personajes que hasta el momento se intercalaban en su relato. De ello se
benefician directamente los personajes, especialmente Corfe, que ganas en
profundidad y realismo. Si tras leer este libro no te ofrecerías voluntario
para servir en su batallón, es que éste no es su genero. Otro cambio es la
sobriedad y la tranquilidad con la que Kearny obrante este texto. Anteriormente
parecía que quisiese contar muchas cosas distintas a la vez, todas muy
importantes. Ahora, con mucha más calma, Kearny organiza los acontecimientos y
da a cada uno la importancia justa. Una pequeña carga de caballería puede tener
más importancia que una gran batalla si el momento lo requiere, o una conversación
más tensión que esa misma carga. Me ha parecido asistir al momento en el que el
estilo e Kearny se ha asentado, y eso es algo especial, entre el lector y el
autor. El último cambio importante que Kearny ha introducido es su tratamiento
de “la magia”. Si antes ya era algo destacable por su buen hacer en este
respecto, ahora se convierte en un ejercicio de elegancia que bien podrías ser
la envidia de otras muchos autores (que ojalá se esforzaran por hacer algo
similar).
LAS GUERRAS DE HIERRO es, hasta el momento, la pieza más sólida
de esta saga, que ya era una colección de libros recomendable pero que ahora se
consolidad como imprescindible dentro del género. Una muestra de que a día de
hoy se escribe buena fantasía, buena literatura.
Gracias a todos los lectores que han ayudado a salvar LAS
MONARQUÍAS DE DIOS.