Con Malaz: El libro de los caídos, Steven Erikson da inicio a una saga épica original, absorbente y de proporciones colosales, un mundo mágico que sienta nuevas bases para la literatura fantástica. Tras interminables guerras, amargas luchas internas y sangrientas confrontaciones, incluso las tropas imperiales necesitan un descanso. Pero la obsesión expansionista de la emperatriz Lassen no tiene límites, y cuenta con el apoyo de sus sanguinarios agentes de la Garra.
Tras el último asedio, el sargento Whiskeyjack y su pelotón de Abrasapuentes necesitan tiempo para descansar y enterrar a sus muertos, pero Darujhistan, la última de las Ciudades Libres de Genabackis, los espera. Es el objetivo último de la insaciable emperatriz.
... Y parece que el Imperio no es el único que codicia esa plaza: fuerzas siniestras conspiran dentro y fuera de las sendas mágicas, y todo indica que los propios dioses se preparan para la batalla...
Vergonzante. Vergonzoso. Que me vendan este libro como un igual a Canción de Hielo y fuego debería provocar el sonrojo de todos los implicados.
A priori, Los Jardines de la Luna no es un mal libro de fantasía. Pero tampoco es una genialidad. No sólo cae en todos los tópicos del género, si no que tampoco está especialmente bien escrito. He de reconocer que tiene algunas muy buenas ideas, pero Erikson apenas las aprovecha. Vamos por partes.
El libro comienza narrándonos una serie de acontecimientos en un mundo fantástico del que no sabemos nada y del que no se nos explica nada. La desorientación del lector no se ve apaciguada en ningún momento, y se verá obligado a lidiar con conceptos extraños. Continuamente se hacen referencias históricas a acontecimientos de los que nada sabemos. Y para rematar, se produce un salto en el tiempo que termina por perder al lector y obligarle a comenzar ese tedioso proceso de ubicación desde el principio. Lo pero de todo es que el salto temporal no sirve prácticamente par nada a nivel narrativo y no aporta nada a la trama.
A partir de ahí iremos dando tumbos, de una localización a otra de ese extraño mundo. Pasando de un personaje a otro sin dejar tiempo al lector para que pueda hacerse una idea general de qué está pasado- Si es en este detalle en lo que los editores se han basado para comparar el libro con Canción de Hielo y Fuego, en el cambio de protagonista de un capítulo a otro, no han tenido en cuenta una diferencia fundamental respecto a estos dos libros: George R. R. Martin SÍ sabe escribir. Es terrible ver como durante capítulos interminables en los que se sacan a relucir una y otra vez conceptos, nombres y situaciones inexplicados la acción avanza a trompicones, sin un objetivo. Una trama farragosa sujeta sobre turbios conceptos.
Los personajes son típicos y tópicos, si un ápice de carisma. Sin un giro, una doblez. Hay protagonistas de juegos para móviles con más background. Los diálogos son torpes incluso cuando pretenden ser ingeniosos. Durante los interminables capítulos lo único que como lector quería que les ocurriera a los personajes es que desaparecieran de una vez.
El estilo narrativo es atroz. Cada episodio parece cortado a hachazos y pegado a a continuación uno de otro sin ningún rigor más allá de tener un buen tocho de páginas antes de la fecha de entrega del editor. La lectura se hace pesada, tediosa y por momentos, insufrible. Durante páginas y páginas se narra la más inacción de manera torpe, para pasar, en apenas unas líneas, a describir multitud de acontecimientos, simplemente describiéndolos con nombres rimbombantes y sin dar mayor explicación al lector. Un horror.
Mención especial merece la traducción, acreditada en la edición de Factoría de las Ideas a Scyla. No sólo deberían haber encargado la traducción del texto a alguien que hablase el idioma, si no que además debería mandarle de nuevo al colegio. Me dolían los ojos del número de faltas de ortografías acumulados en una sola página. ¿Cómo puede ser que un libro que cuesta casi 25€ tenga más de tres error ortográficos por página? Dos ejemplos: Señor traductor, “Sólo”, cuando equivale a “solamente”, se acentúa. “Éste” y “ésta”, cuando son pronombres, se acentúan. Señor traductor, no los ha escrito bien ni una vez.
Libro a evitar a toda costa, leas lo que leas por ahí. Nunca el hype editorial fue tan traicionero.
Edit: Desde SAGACÓMIC, Yago hace la siguente puntualización:
(...)Debo decir, sin embargo, que para desgracia de los que sí poníamos las tildes en "solo" cuando es solamente o en los pronombres "este" o "esta", según la actual gramática de la RAE los mismos ya no la llevan (la tilde, quiero decir) salvo cuando se presten a confusión manifiesta. Así que en concreto esos fallos en concreto que achacas a la edición en verdad no lo son. Hay otros muchos, como letras que faltan o guiones mal puestos; pero esos, no.(...)
Muchas gracias por la puntualización.
Edit: Desde SAGACÓMIC, Yago hace la siguente puntualización:
(...)Debo decir, sin embargo, que para desgracia de los que sí poníamos las tildes en "solo" cuando es solamente o en los pronombres "este" o "esta", según la actual gramática de la RAE los mismos ya no la llevan (la tilde, quiero decir) salvo cuando se presten a confusión manifiesta. Así que en concreto esos fallos en concreto que achacas a la edición en verdad no lo son. Hay otros muchos, como letras que faltan o guiones mal puestos; pero esos, no.(...)
Muchas gracias por la puntualización.